El Financiero / Bloomberg
Carlos Slim y su familia han acumulado participaciones por 230 millones de dólares en la refinería de petróleo PBF Energy y el operador de oleoductos PBF Logistics, y continúan comprando acciones incluso cuando han caído a su nivel más bajo.
El vehículo de inversión familiar, Control Empresarial de Capitales, es ahora el mayor accionista de PBF Energy y el segundo más grande en PBF Logistics.
En 2017, la familia Slim comenzó a invertir en las empresas y en 2020, agregó alrededor de 70 millones de dólares, con la mayor parte de las compras luego del brote de la pandemia de COVID-19, según muestran los datos compilados por Bloomberg.
Slim es la persona 21 más rica del mundo con una fortuna de 57 mil 600 millones de dólares, según el Índice de multimillonarios de Bloomberg. La mayor parte de su riqueza proviene del gigante de las telecomunicaciones América Móvil.
“Vemos esto puramente como una inversión, que es muy diferente de nuestras operaciones”, dijo Arturo Elías, vocero y yerno de Slim. “La refinación es algo que necesita el mundo —aviones, barcos, coches— y, pues, estas empresas están muy castigadas porque con la pandemia bajó el consumo”.
La demanda de gasolina colapsó en medio de la pandemia del coronavirus, lo que llevó a PBF Energy, que en 2014 se separó de PBF Logistics, a cerrar algunas de sus instalaciones de refinación. Las acciones de ambas empresas con sede en Nueva Jersey han caído por lo menos 45% desde principios de 2020, mientras que algunos de los bonos de PBF Energy se cotizan en territorio de estrés financiero.
“La refinación en Estados Unidos está todavía en una situación desesperada”, dijo el analista de Bloomberg Intelligence, Fernando Valle. “2021 no será mucho mejor a menos que la vacuna sea más rápida y exitosa de lo esperado”.
Un representante de PBF Energy dijo que la inversión de la familia Slim en la empresa no es un proyecto reciente. Un representante de PBF Logistics no respondió a las solicitudes de comentarios.
América Móvil forma parte de la iniciativa global de las Naciones Unidas para la sustentabilidad corporativa.
“Nuestras operaciones cada vez son más verdes en todo sentido”, señaló Elías. “Estamos seguros que las compañías en las que invertimos cumplen con todos los lineamientos ambientalistas”.
Slim, muy cercano a la 4T
Al principio de la actual administración parecía muy difícil ver a Carlos Slim Helú, el empresario más rico de México, aplaudiendo sonriente al lado del presidente Andrés Manuel López Obrador, como ocurrió en 2019.
La escena ocurrió en una “mañanera”, a mediados de agosto de ese año, donde se anunció un acuerdo para mantener la construcción de siete gasoductos que el gobierno pretendía modificar porque los consideraba “leoninos” para el erario.
El conflicto, que se encaminaba a resolverse en tribunales internacionales, ponía en riesgo el abasto de gas natural en el país.
Muchos se sorprendieron con la presencia de Slim, quien no hace mucho llegó a ser el hombre más rico del mundo. Desde octubre de 2018 la relación entre el magnate y el entonces presidente electo parecía distante.
Slim, por ejemplo, cuestionó la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM), donde tenía fuertes inversiones.
Y en los meses siguientes López Obrador criticó los contratos de obra pública donde participan empresas del magnate.
Algunos analistas veían impensable una eventual reconciliación. Pero ahora el ambiente es otro. Slim no sólo se tomó una foto con López Obrador, también respaldó su política económica.
“En los objetivos que tiene este gobierno creo que todos hemos estado 100% de acuerdo” dijo.
“Combatir la corrupción, la impunidad, crecer al 4% (anual), bajar el gasto corriente. Creo que hay unanimidad, hay un gran acuerdo”.
Tal distancia fue motivo de controversia. Slim es el mayor inversionista de México, y López Obrador el presidente con mayor respaldo en la historia reciente.
La separación fue vista como una señal de incertidumbre para algunos especialistas. Ya no más.