Kelly Bandala
Puebla se caracteriza por su grandiosa arquitectura colonial donde los detalles se hacen presentes, algo que en este estilo nunca puede faltar son las fuentes las cuales no solo son un adorno para los lugares, sino que también representan parte de nuestra historia como ciudad.
En la estructura de cada fuente de Puebla siempre encontramos pedestales, ángeles, leones, macetas y otros detalles interesantes pero, a pesar de que cada fuente es significativa, hay algunas que resaltan entre todas y actualmente son parte de nuestro orgullo poblano.
Fuente de San Miguel
La fuente de nuestro amado zócalo es por muchas razones la más bella de la ciudad. Los escultores que participaron en la elaboración de esta obra fueron Anselmo Martínez y Don Francisco Rabanillo y se sabe que la terminaron en el año de 1777.
Esta fuente estuvo un tiempo en el actual paseo Hidalgo, en San Francisco, pero afortunadamente se devolvió a su lugar de origen y ahora podemos admirarla cada vez que visitamos la plaza de la Constitución.

Fuente en conmemoración a la batalla del 5 de Mayo
Esta construcción no solo es una fuente, también es una representación de aquella batalla en la que poblanos murieron para defender a su nación.
En esta fuente puedes apreciar a lo alto la escultura del general Ignacio Zaragoza en compañía de sus caballos.
Esta fuente ha sido remodelada en varias ocasiones y actualmente tiene una mejor imagen; este lugar es uno de los más admirados por los visitantes gracias a la magnitud de la construcción.

Fuente de los Frailes
Esta fuente es una representación del mito de la fundación de Puebla ya que, cuenta la leyenda que un grupo de ángeles se presentaron en el sueño del obispo Julián Gracés para darle indicaciones del lugar donde se debía fundar una nueva población.
Lamentablemente esta fuente no es la original, es una réplica pues, durante años, se ha desconocido el paradero de la verdadera obra.

Fuente del Barrio del Artista
Esta fuente originalmente fué hecha para el patio de la Cárcel municipal San Juan de Dios pero por diversas razones se colocó en el patio de la casa de Alfeñique donde actualmente luce hermosa sobre su pedestal.
