🎧 Usa el reproductor para escuchar esta nota
Kelly Bandala
Para el siglo XV la cultura que los conquistadores trajeron a México ya había sido adquirida por una gran parte del país; justamente en este siglo, las festividades de las órdenes religiosas tuvieron un gran auge. En Puebla también tuvieron lugar las fiestas religiosas y, gracias a la importancia que esta ciudad ya tenía para el país, se comenzaron a fundar colegios religiosos, entre ellos El Colegio del Espíritu Santo.
La construcción de este edificio estuvo a cargo de jesuitas, sin embargo, cien años después estos fueron expulsados por el rey Carlos III. Después de la salida de los religiosos, los demás colegios se fusionaron convirtiéndose en uno solo.
En 1825, el colegio se volvió a modificar y se convirtió en Colegio del Estado, lo que hizo que este ahora fuera laico y gratuito.
Este colegio, por un tiempo, también funcionó como cárcel ya que se dice que en la Intervención Francesa y el Segundo Imperio el General Porfirio Díaz fue encarcelado en este lugar.

Durante la revolución, en 1910, el General Maximino Ávila Camacho transformó el colegio en una universidad; el primer rector de esta fue el Licenciado Manuel Márquez. En 1987, el Congreso del Estado otorgó el título de Benemérita a la Universidad Autónoma de Puebla.
El Edificio del Carolino no siempre ha sido como lo conocemos actualmente; a lo largo de los años su estructura fue modificada basándose en una corriente italiana llamada manierismo, esta dotó a edificio de pilares, arcos de medio punto, cornisas, enmarcamientos en las ventanas, la balaustrada y los remates, grisáceos todos, hechos en cantera, un ejemplo de este estilo es el Salón Barroco, decorado con yeserías, artesanía poblana y varias obras de arte en las paredes.
Actualmente el Edificio del Carolino es Patrimonio Universitario de la Benemérita Universidad Autónoma gracias a su arquitectura, pinturas, pero sobre todo, la historia que hay detrás de sus enormes y frías paredes.
