Infobae
El primer ministro de Yemen se preparaba este martes para escapar del país después de que combatientes separatistas tomaran en duros combates nocturnos la zona en torno al palacio presidencial en la ciudad portuaria de Adén, capital provisoria del gobierno.
Las milicias leales al Consejo Sureño de Transición, antiguo aliado del gobierno, se abrieron paso hasta las puertas del Palacio de Maashiq en el distrito de Crater, forzando a las tropas del presidente Abd Rabbuh Mansur al Hadi a abandonar sus posiciones. Las fuentes indicaron que el primer ministro Ahmed ben Dagher y varios miembros del gabinete de al Hadi saldrían pronto en dirección a Arabia Saudita, que apoya al gobierno en la guerra civil desatada en 2015 contra los rebeldes hutíes.
El edificio, cuyo nombre en árabe significa “Palacio de los Amantes”, es la sede del gobierno yemení con respaldo internacional luego de que fuera expulsado de la capital histórica, Saná, por los hutíes. Los separatistas no accedieron al palacio en sí y fueron detenidos por tropas de Arabia Saudita, que han protegido el edificio en los últimos meses.
Un miembro destacado del gobierno dijo a la agencia AP que el primer ministro y varios ministros seguían dentro del edificio y los separatistas no habían tomado el palacio.
El funcionario declinó confirmar si el primer ministro tenía previsto abandonar Adén, como señalaron las fuentes que hablaron bajo condición de anonimato, cumpliendo con regulaciones internas.
Los enfrentamientos en Adén comenzaron el domingo, cuando venció un plazo límite marcado por los separatistas, que a pesar de sus intentos independentistas se aliaron temporalmente al gobierno luego de la irrupción de los hutíes, para que el gobierno renunciara.
El presidente al Hadi, ha descrito las acciones de los separatistas como un “golpe” de Estado.
La violencia en la ciudad portuaria ha dejado al menos 36 muertos y 185 heridos desde el domingo, según el Comité Internacional de Cruz Roja, y ambas partes comenzaron a utilizar armamento pesado, como tanques y artillería, en los combates.
También ha mostrado las profundas divisiones en la alianza formada por el gobierno del presidente, Abed Rabbo Mansour Hadi, y la coalición árabe que lidera Arabia Saudita. Ambos pelean contra los rebeldes chiíes yemeníes, conocidos como hutíes y apoyados por Irán, que controlan el norte del país. La guerra comenzó en 2015, cuando los hutíes tomaron buena parte de la región norteña tras conquistar Saná.
Ninguno de los dos bandos ha logrado avances significativos en los últimos tres años de sangrientos combates. Más de 10.000 civiles han muerto y dos millones se han visto desplazados por la guerra en Yemen, y Naciones Unidas advierte que el país, el más pobre del mundo árabe, afronta la peor crisis humanitaria del mundo. Pero dentro de la coalición saudita, aliados procedentes de Emiratos Árabes Unidos han entrenado y apoyado a las fuerzas separatistas durante el último año en un desafío directo a Hadi, que está en Riad. Los acontecimientos en Adén han agravado la incertidumbre en Yemen.