EFE / Forbes
BBVA predijo este martes un posible “caudal de demandas” contra empresas en territorio mexicano tras la llegada a la Casa Blanca de Joe Biden porque sería más estricto con el cumplimiento del nuevo Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
“Las nuevas disposiciones laborales podrían traer un caudal de demandas laborales en contra de empresas operando en México. El relativo activismo de la administración de Biden con respecto a castigar el incumplimiento de estas nuevas disposiciones jugará un papel clave”, indica un análisis.
El reporte se publica en la víspera de que Biden asuma la presidencia de Estados Unidos y reemplace a Donald Trump, quien culpó a México durante su gestión de “robarse” los empleos manufactureros estadounidenses.
Por ello, Trump impulsó sustituir el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) con el nuevo T-MEC, en vigor desde el 1 de julio pasado.
Sin embargo, el análisis económico de BBVA advirtió que el mandatario demócrata podría ser más riguroso en la aplicación de las normas contenidas en el tratado comercial, que exige salarios más altos, libertad sindical y más derechos laborales para los mexicanos.
“La relación económica entre México y Estados Unidos dependerá fundamentalmente de la flexibilidad que demuestre el gobierno de Biden en el cumplimiento de disposiciones comerciales, laborales y ambientales que han sido suscritas en el T-MEC”, sostuvo el banco.
En particular, BBVA destacó la nueva política energética del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien favorece las energías fósiles de Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE), dos empresas del Estado.
La institución bancaria consideró que Biden “podría velar” por un cumplimiento más estricto del Acuerdo de Cooperación Ambiental en el T-MEC.
Asimismo, señaló que la Administración del demócrata podría defender inversiones estadounidenses afectadas por políticas mexicanas como la cancelación de las subastas de electricidad, el cambio en los Certificados de Energías Limpias (CEL) y mayores tarifas para conectarse a la red de transmisión.
BBVA advirtió que “este tipo de políticas energéticas nacionalistas a favor de la CFE podrían estar violando el capítulo de Empresas Propiedad del Estado y Monopolios Designados contenido en el T-MEC”.
Por ello, añadió, “un activismo de la administración de Biden en apoyo a empresas estadounidenses afectadas podría ayudar a empezar a revertir este tipo de políticas”.
Como otro punto de atención, enunció las nuevas reglas del T-MEC sobre la industria automotriz, que ahora deben alcanzar un contenido regional de 75% en vehículos ligeros en 2023 y de 75% para vehículos pesados en 2027.
“Una mayor flexibilidad por parte de la nueva administración estadounidense en la aplicación de estas nuevas regulaciones permitirá que continúe la producción eficiente de la industria automotriz en la región de Norteamérica“, apunta el informe.
Según expertos, Joe Biden reduciría las tensiones fronterizas y aumentaría la presión para que México respete los intereses de negocio de Estados Unidos, mientras los dos vecinos implementan un acuerdo comercial diseñado para recuperar empleos desde China, dijeron funcionarios y fuentes de la industria.
Biden enfrentaría presiones de parte de demócratas y republicanos para frenar los esfuerzos de López Obrador por marginar a las empresas privadas en el sector energético mexicano y garantizar que su gobierno honre el compromiso de fortalecer las leyes laborales para dificultar la subcontratación de personal, una prioridad para los sindicatos estadounidenses.
“Creo que Biden podrá decirle a México que esté seguro de que cumplimos con el estado de derecho si hay algún contrato con energía o lo que sea”, dijo Henry Cuellar, un congresista demócrata que preside el Grupo Interparlamentario México-Estados Unidos.
Cuellar, un aliado incondicional de México en sus esfuerzos por evitar que Trump rompiera el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) de 1994, dijo que Biden se mantendrá firme en la adhesión a los acuerdos conjuntos, pero estará mucho más activamente comprometido con el gobierno mexicano.
El deseo del ex vicepresidente de Estados Unidos de sanar las heridas diplomáticas de los últimos cuatro años tiene a muchos políticos en ambos países esperando una relación libre de los juegos de culpa y la política arriesgada que el ahora ex presidente Donald Trump usó a menudo para salirse con la suya.
Los líderes empresariales esperan que Biden gobierne más apegado a las reglas que Trump, cuyos enfrentamientos con los tribunales estadounidenses reflejan algunas de las propias batallas de López Obrador con los contrapesos a su poder.
Abogando por un enfoque más “humano” de la migración, Biden dice que su objetivo es combatir la pobreza y la violencia detrás de ella, tal como lo hizo en 2014 como vicepresidente de Barack Obama cuando fue punta de lanza de un importante plan de infraestructura para impulsar las economías centroamericanas.
Eso encajaría con la actitud de López Obrador en su propia campaña electoral, antes de que Trump amenazara a su vecino del sur con imponer aranceles comerciales si no detenía a los migrantes.
El gobierno de México también sabe que Biden no querría enfrentar una afluencia repentina de migrantes que cruzan la nación latinoamericana vía Guatemala, dijo un funcionario mexicano que habló bajo condición de anonimato.
CERTEZA PARA INVERTIR
El camino hacia la cooperación en la economía es más complicado.
López Obrador ha paralizado miles de millones de dólares en proyectos del sector energético, particularmente en energías renovables, bajo el argumento de que las administraciones previas manipularon el mercado eléctrico para favorecer a las empresas privadas a expensas de los consumidores.
Este manejo arbitrario del poder era inaceptable para un gobierno mexicano que renovó sus votos comerciales con Washington en virtud del T-MEC, el acuerdo que reemplaza al TLCAN, dijo una fuente de alto nivel de la industria estadounidense.
“Las empresas están viendo al sector energético (mexicano) como el típico canario en la mina de carbón (una señal de alarma) sobre el clima general de inversión”, dijo la fuente, hablando bajo condición de anonimato para evitar tomar partido públicamente en las elecciones estadounidenses.
Los inversionistas sostienen que las medidas del gobierno mexicano son discriminatorias bajo las protecciones consagradas en el TMEC y el TLCAN, según las cuales aún se pueden presentar reclamos hasta 2023.
“(Las empresas estadunidenses) abogarán fuertemente con la administración de Biden para que las obligaciones del TMEC sean el punto de partida para comprometer a México”, agregó la fuente, señalando que Trump había hecho poco para pedirle cuentas al país latinoamericano.
El presidente mexicano ha dicho en repetidas ocasiones que defenderá la primacía del Estado en sus disputas con los inversores en energía y no está claro qué tan flexible puede ser.
Los funcionarios mexicanos creen que es poco probable que Biden use la migración como moneda de cambio del acceso comercial como lo hizo Trump. Sin embargo, se avecinan disputas de arbitraje potencialmente costosas.
Algunos inversionistas en energía ya han comenzado litigios y muchos otros planeaban demandar a México incluso antes de las elecciones, según cinco funcionarios, abogados y fuentes de la industria familiarizadas con las deliberaciones.
López Obrador ha manifestado su voluntad de negociar con los inversionistas, al igual que lo hizo en una disputa por gasoductos el año pasado. El funcionario mexicano dijo que, siempre que pudiera reclamar una victoria política, debería surgir algún tipo de compromiso.
Las disputas energéticas han afectado la inversión, lo que ha contribuido a llevar a México hacia una contracción desde incluso antes de que la pandemia de coronavirus agravara la recesión.
El mandatario espera que el TMEC ayude a su país a superar el bache económico y atraiga la capacidad industrial desde China para fortalecer las cadenas de suministro regionales.
Para que eso suceda, las empresas deben poder confiar en que México respete las inversiones, por lo que la presión de Biden sería bienvenida, dijo Emilio Cadena, exjefe del Consejo Nacional de la Industria Maquiladora y Manufacturera de Exportación (Index).
“No va a ser fácil, y nos van a exigir un montón de cosas”, dijo. “Yo estoy a favor de eso. Porque creo que eso nos mueve a todos en una dirección de mayor certidumbre jurídica, de mayor competitividad”.
Si bien el cambio de mando en el gobierno de Estados Unidos no traería consigo mayores compromisos de México en materia laboral, sí podría esperarse un escenario de mayor vigilancia de las nuevas reglas signadas por el país, coinciden especialistas.
“Para ellos el acuerdo comercial es de vital importancia y seguramente estarán apretando tuercas para el tema del cumplimiento de los acuerdos laborales en nuestro país. Puede presentarse un endurecimiento de la política laboral en materia de vigilancia”, opina Manuel Fuentes Muñiz, académico de la Universidad Autónoma de México (UAM).
El abogado laborista tiene confianza en que una vigilancia del país vecino en el cumplimiento de las nuevas reglas laborales abarque también a la industria maquiladora. “Ellos han estado ausentes de un cumplimiento de las normas laborales”.