Excélsior / BBC Mundo
Pocas cosas en medio de la pandemia, de la crisis de seguridad y económica, podrían parecer más banales que la elección de un nuevo director del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), con todos sus pesares, la principal institución financiera multilateral en el continente americano.
Sin embargo, la decisión del sábado pasado de designar para ese puesto a Mauricio Claver-Carone, el candidato nominado por el presidente Donald Trump, cambiará muchos de los equilibrios financieros de la región en un momento donde instituciones como el BID son fundamentales para salir de la crisis económica que aqueja a buena parte de los países.
Desde su creación hace 61 años, el BID fue dirigido por un latinoamericano, de la misma forma en la que el Banco Mundial es dirigido por un estadunidense y el FMI suele ser encabezado por un europeo.
El gobierno de Trump ha tratado de romper esos equilibrios argumentando que su país es el principal financiador de esas instituciones y tiene derecho a encabezarlas.
En el caso del BID, eso se logró sin demasiado esfuerzo: la única otra candidatura (de un economista argentino) fue rápidamente superada y el candidato de Trump, que tenía, además, todo el apoyo del gobierno de Brasil, tuvo una clara mayoría. Los esfuerzos de Argentina, México, Chile y Costa Rica, de los países de la Unión Europea e incluso de China (todos ellos tienen un grado de inversión en el BID) para crear otra opción fueron rápidamente superados.
Y es que, además, Claver-Carone es un político proveniente del exilio cubano, muy cercano a Trump, cuyos objetivos ideológicos para la operación del BID son muy claros. Era hasta ahora el principal asesor de Trump para América Latina y al tomar el cargo dijo que defendería apasionadamente al organismo y a la región, pero su llegada al BID modificará la forma de operar del banco regional.
La elección del jefe del BID, han señalado los especialistas, se convirtió en una lucha geopolítica entre el gobierno de Trump, que busca con ello fortalecer su posicionamiento en América Latina, sobre todo para contrarrestar la influencia de China y de otros países que no quieren perder control del banco. El tema de China lo consideran en Washington central. Desde hace años están viendo la penetración de la economía asiática en la región, principalmente a través de financiamiento a la infraestructura, lo que genera una mayor influencia política de China.
Por eso, el triunfo de Claver-Carone fue tan festejado por Washington. La guerra económica y comercial de Estados Unidos contra China es un enfrentamiento estratégico entre esos dos países, con sus respectivas zonas de influencia. Si Trump pierde las elecciones de noviembre, probablemente se podrá modificar la forma en que se plantee, pero esa confrontación estratégica no se modificará tampoco con la llegada de Biden a la Casa Blanca.
Evidentemente, buena parte de América Latina, en forma notable México, depende y está relacionada estrechamente con la economía estadunidense, pero la presencia china y sus inversiones en la región son cada vez mayores porque muchos de los proyectos que otros países no pueden o quieren financiar sí están siendo financiados por el gobierno o empresas chinas.
Las inversiones chinas en la región han aumentado de 17 mil millones de dólares en el año 2002 a casi 306 mil millones en el año 2018. Al mismo tiempo, el país se ha convertido en el socio comercial más importante para Brasil, Chile, Perú y Uruguay. Trump, cuya política hacia la región ha sido casi inexistente, quería, antes de la elección de noviembre, dar un golpe de autoridad en el BID y utilizarlo para bloquear en lo posible, aún más, la influencia china en la región.
Ahora bien, eso será en buena medida inútil si Estados Unidos, con Trump o con Biden al mando, no tiene una política, una estrategia para la región que vaya más allá de la confrontación con Venezuela o Cuba.
Hace muchos años ya que Washington piensa en América Latina sólo en términos de seguridad o control político, pero nunca de desarrollo regional. Y eso es lo que debilita su posición ante muchos gobiernos incluso afines. La situación de México, por su ubicación geopolítica, desde la creación del TLC y ahora del T-MEC es diferente: en los hechos estamos claramente en la que Estados Unidos considera su zona de influencia directa, pero la región, insistimos, ha sido abandonada por Washington.
Uno supondría que tanto interés en colocar en el BID a uno de los principales colaboradores del presidente Trump tendría que devenir en un programa de apoyo ante la inevitable crisis económica pospandemia, que será desoladora para la mayoría de los países de la región, pero hasta ahora, la llegada de Claver-Carone no ha dejado de ser, sobre todo, una demostración de fuerza.
Mauricio Claver-Carone, el cubano-estadounidense que Trump catapultó al BID
Este abogado de raíces cubanas, nacido en Miami y criado en Madrid, es el primer estadounidense en encabezar esta institución desde que se fundó en 1959.
En una votación a puerta cerrada y por internet, los gobernadores eligieron a Claver-Carone, el único candidato que quedaba en carrera y que actualmente es asesor del presidente estadounidense Donald Trump, para un mandato de 5 años que comenzará el próximo 1 de octubre, informó el BID en un comunicado.
Aunque la designación de Claver-Carone contó con el apoyo de una clara mayoría de los países del continente, también es el resultado de una dura campaña marcada por el áspero intercambio de críticas entre el nuevo presidente del BID y los gobiernos que adversaban su candidatura.
Y es que el BID, que se dedica a financiar grandes proyectos de desarrollo económico, social e institucional en América Latina y el Caribe, siempre había sido presidido por un latinoamericano.
Lo que estuvo siempre en el centro de la disputa, la ruptura de ese pacto no escrito entre los miembros del BID, según el cual el presidente de esa institución debe ser un latinoamericano y el vicepresidente, un estadounidense.
Pero ¿quién es Mauricio Claver-Carone y por qué su elección ha sido tan polémica?
Un anticastrista de línea dura
Claver-Carone tiene una amplia experiencia profesional tanto en funciones de gobierno como en el área del cabildeo, desde donde ha buscado influir en la formación de políticas públicas en materia internacional con énfasis en América Latina y, en especial, hacia Cuba.
Durante el gobierno de George W. Bush, trabajó en el Departamento del Tesoro de EE.UU. y, tras la victoria electoral de Donald Trump, volvió a integrarse al gobierno inicialmente como miembro del equipo de transición.
Vinculado al senador republicano por Florida Marco Rubio, Claver-Carone es visto como parte de un grupo de cuatro altos funcionarios de línea dura que han influido tanto en la reversión de la política de apertura hacia Cuba iniciada por Barack Obama como en la aplicación de sanciones en contra del gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela.
Los otros tres son: el embajador de Estados Unidos ante la OEA, Carlos Trujillo; el director alterno por EE.UU. ante el BID, Eliot Pedrosa; y Tomás Regalado, el exdirector de radiotelevisión Martí.
Luego de pasar un lapso breve como representante de Estados Unidos ante el Fondo Monetario Internacional, Claver-Carone fue nombrado como responsable de temas del hemisferio occidental en el Consejo de Seguridad Nacional y asesor especial de Trump en esta materia.
Claver-Carone, uno de los artífices de la política dura contra el gobierno de Maduro
Desde esa posición le ha correspondido coordinar la política de la Casa Blanca hacia América Latina con los departamentos de Estado y del Tesoro, entre otros.
Así, se le considera como uno de los artífices de la política de presión contra el gobierno de Maduro en Venezuela.
Granma, el periódico oficial del Partido Comunista de Cuba, le acusó recientemente de estar “al frente de las acciones abiertas y encubiertas” de Washington contra Venezuela, Nicaragua, Cuba, Bolivia y Ecuador.
Cuando no ha estado en funciones de gobierno, Claver-Carone se ha dedicado a hacer cabildeo en Washington como director de un grupo de presión llamado US-Cuba Democracy PAC, cuyo objetivo es influir en las políticas de Washington con miras a lograr una transición incondicional de la isla hacia la democracia y hacia el libre mercado.
En los círculos conservadores destacó como autor de un influyente blog llamado Capitol Hills Cubans, desde donde criticaba duramente el acercamiento del gobierno de Barack Obama a La Habana.
También fue anfitrión del programa de radio “From Washington al Mundo”, en el que entrevistaba a personalidades estadounidenses y extranjeras sobre temas de política internacional.
Además fue profesor de la Facultad de Derecho de la Catholic University of America y del Centro de Derecho de la George Washington University.
Una candidatura polémica
El anuncio de la postulación de Claver-Carone para presidir el BID, ocurrido en junio pasado, tomó por sorpresa a la región y pronto se convirtió en motivo de polémica.
Los ex presidentes Fernando Henrique Cardoso (Brasil), Ernesto Zedillo (México), Felipe González (España), Ricardo Lagos (Chile), Juan Manuel Santos (Colombia) y Julio María Sanguinetti (Uruguay) emitieron una declaración conjunta en la que calificaron la postulación como una “agresión a la dignidad latinoamericana”.
“Estados Unidos, sin consulta ni debate en los organismos pertinentes del BID, lanzó su candidatura pasando por encima de acuerdos y normas”, dijeron al acusar a Trump de buscar “imponer a su candidato por encima del consenso histórico”.
En términos similares se expresó la expresidenta de Costa Rica Laura Chinchilla, al anunciar que retiraba su candidatura para presidir este banco regional.
Chinchilla divulgó una declaración en la que hace mención a la regla no escrita según la cual la presidencia del organismo siempre sería ocupada por un latinoamericano o caribeño y cuestionó la decisión de Estados Unidos de presentar un candidato propio “sin que previamente mediaran procesos de consulta”, señalando que se trata de “una señal preocupante” para la gobernanza que debe regir en el BID.
Costa Rica lamenta que se rompa una regla sobre la presidencia del BID
La postulación de Claver-Carone, no obstante, pronto logró sumar apoyos y ya en agosto, el gobierno de Iván Duque en Colombia divulgó una lista de 17 países del continente que respaldaban al candidato estadounidense.
Entre los primeros en expresar su conformidad estuvieron los gobiernos de Brasil, Uruguay y Paraguay para desconsuelo de Argentina que hasta esta semana había mantenido la candidatura de Gustavo Béliz.
“Eso es una muestra de la desarticulación que tenemos en este momento frente a cuestiones externas del Mercosur. Hubiéramos preferido que en algunos casos nuestros vecinos nos consultaran”, se lamentó el ministro de Exteriores de Argentina, Felipe Solá.
Los gobiernos de Argentina, Chile, México y Costa Rica estuvieron abogando por posponer la elección hasta marzo de 2021, con el argumento de que se podía esperar a que pase la pandemia para hacer una elección presencial.
El alto representante para la Política Exterior de la Unión Europea, Josep Borrell, también se manifestó a favor de una postergación de la votación.
Estados Unidos, sin embargo, se opuso radicalmente a esta posibilidad al señalar que en este contexto no tiene sentido dejar al BID acéfalo durante medio año.
Argentina cuestionó la idoneidad de Claver-Carone para liderar el BID
Detrás de una y otra postura, algunos analistas ven como trasfondo las elecciones presidenciales estadounidenses.
Desde esa perspectiva, el gobierno de Trump estaría intentando garantizarse este importante cargo antes de los comicios en noviembre, mientras que quienes le adversan estarían buscando una postergación ante la posibilidad de que el candidato del Partido Demócrata, Joe Biden, resulte electo en noviembre para sustituir a Trump en la Casa Blanca.
El equipo de campaña de Biden ha dicho que el candidato de Trumo para presidir el BID es “polarizante”, “excesivamente ideologizado” y no está cualificado para el puesto.
Claver-Carone atacó con dureza a quienes abogaban por postergar la elección.
“La posición de Chile, México y Argentina básicamente es minoritaria, por lo cual no nos preocupa en el sentido de que si fuese esto un partido de futbol estuviéramos ganando -bueno, le agregaría Costa Rica- 17 a 4. Obviamente, en un partido de fútbol, si uno está ganando 17 a 4, va bien. Desafortunadamente, en vez de la otra propuesta, querer terminar el partido, quieren robarse el balón y salir corriendo de la cancha. Obviamente así no se juegan los partidos”, apuntó en una conferencia de prensa telefónica en agosto.
Promesas y castigos
Aunque algunos analistas atribuyen el respaldo obtenido por Claver-Carone al poder de coerción de Estados Unidos, hay elementos que apuntan a un esfuerzo negociador por parte de Washington.
De acuerdo con The New York Times, parte de los apoyos recabados se consiguieron ofreciéndole a Brasil la vicepresidencia del BID, así como un alto cargo para algún funcionario de Jamaica.
Además hay muchos gobiernos en la región -como los de Colombia y Bolivia, entre otros- que se encuentran políticamente alineados con Trump y que tienen perspectivas favorables acerca de la posibilidad de recibir recursos del BID.
Claver-Carone se muestra con altas expectativas a favor de la institución
“Históricamente, la crítica a Estados Unidos es que no le importaba lo suficiente el BID y hoy en día la crítica de la minoría es que parece que creen que nos importa demasiado el BID, lo cual es irónico”, apuntó en agosto.
Además, ha sugerido la posibilidad de que podría lograr aumentar el flujo de recursos hacia la institución.
“Que un país no prestatario, el accionista más grande, tenga la oportunidad de verdaderamente reforzar la institución sin conflictos de interés le da una gran oportunidad a la región y le da una gran oportunidad al crecimiento y al reforzamiento del Banco”, aseguró.
En sus presentaciones, Claver-Carone ha destacado su papel en los programas América Crece y Regreso a las Américas, este último impulsa el retorno de las inversiones y empresas estadounidenses en Asia para invertir en el continente americano.
Detrás de esos esfuerzos se encuentra la rivalidad entre Estados Unidos y China, cuya presencia en la región Claver-Carone quiere minimizar.
“¿Qué se dice del BID?
Que el BID va a ser capitalizado por Estados Unidos y que una de sus funciones centrales será darle batalla a la influencia china en América Latina. Esa no es la función del BID, no debería serlo”, advirtió recientemente el canciller de Argentina, Felipe Solá.
Desde esa perspectiva, algunos analistas han expresado su preocupación por las consecuencias que esto puede acarrear, considerando que Pekín es el principal socio comercial de varios países sudamericanos como Argentina, Brasil, Chile, Uruguay, Bolivia y Perú.
Otra fuente de críticas hacia Claver-Cardone reside en sus duras posiciones ideológicas.
“Temo, porque debido a sus fuertes posturas en estos temas, que use el banco para forzar a los países a adoptar las políticas que desea como condición para otorgarles préstamos”, señaló Roberta Jacobson, quien fue subsecretaria de Estado para América Latina y el Caribe durante el gobierno de Obama.
Claver-Carone, sin embargo, ha desechado esas críticas.
“(Los gobiernos de la región) saben que siempre soy honesto con ellos. Soy eficaz, algunos dirían que soy duro, pero simplemente soy apasionado en ese sentido”, ha dicho.
El ahora recién electo presidente del BID, de hecho, ha dicho que la iniciativa para su candidatura surgió de consultas con algunos gobiernos de la región.
Sin embargo, el economista mexicano Jacques Rogozinski, quien trabajó un tiempo en el BID, ha apuntado que la polémica candidatura pudo haberse fraguado como reacción ante la negativa de Luis Alberto Moreno, el presidente saliente del BID, a aceptar como vicepresidente de la institución a Claver-Carone, quien habría sido postulado para ese cargo por Trump en, al menos, dos ocasiones.
“No puedo especular por qué… pero esto es, al menos para mí, lo que está creando toda esta situación”, dijo Rogozinski a la emisora NPR.
Recordó que el acuerdo no escrito para la gobernanza del banco prevé que el presidente siempre sea un latinoamericano pero también que el vicepresidente siempre sea un estadounidense, por lo que consideró probable que Trump haya postulado a Claver-Carone a la presidencia debido a que fue rechazado para ocupar la vicepresidencia.
“Mi conclusión es que esto fue visto por el gobierno estadounidense como la ruptura de la regla no escrita. Así que, si una regla fue rota, ¿por qué no dos?”, concluyó Rogozinski.
Ahora que ya fue electo como presidente del BID queda por ver si Claver-Carone puede efectivamente hacer más eficiente a esa institución y aumentar el flujo de recursos hacia la región.