La historia de Soledad Rosas, que en un año pasó de ser una joven de clase media argentina a convertirse en heroína del movimiento anarquista en Italia
Infobae
La película elegida para el cierre del festival Indie Pasión, en Miami, fue Soledad, de Agustina Macri, sobre Soledad Rosas, la chica rapada que le mostró el dedo medio al mundo, con las manos esposadas, escoltada por carabinieri en el Palacio de Justicia de Turín, como recuerda su foto más conocida. Es la historia de una joven argentina de clase media, licenciada en Turismo, que viajó a Europa premiada por sus padres por haber terminado los estudios. Un año después estaba presa, acusada de ser una peligrosa anarquista, en Italia. Macri —hija del presidente argentino, Mauricio Macri— trabajaba en el rodaje de Snowden, la biopic de Oliver Stone, en Alemania, cuando leyó Amor y anarquía, el libro de Martín Caparrós sobre Rosas.
“Me parecía que tenía todo”, dijo, sobre su fascinación con el texto. “Todo”. Detalló a Infobae: “Tragedia, amor, transformación personal, dos países. Dramáticamente, todas las cosas que le van sucediendo son perfectas para una película. Como si tomase el camino del héroe, que cuenta Campbell”. Macri se refiere a la definición del antropólogo Joseph Campbell, que en El héroe de las mil caras argumentó que, más allá de las particularidades de cada cultura, todos los relatos épicos tienen un modelo básico: “El héroe se lanza a la aventura desde su mundo cotidiano a regiones de maravillas sobrenaturales; el héroe tropieza con fuerzas fabulosas y acaba obteniendo una victoria decisiva”. En el caso de Rosas, la victoria fue paradójica, cuanto menos. Dejó dos jóvenes muertos. “Yo quería contar su transformación personal, qué le pasaba a ella”, explicó la directora debutante. “En ese camino ella se enamora de Edo. Por supuesto que eso fue un motor muy fuerte. Pero ella necesitaba un lugar de pertenencia. Le tocó la anarquía; acaso si caía en un lugar budista, se hacía budista”.