Portafolio / AFP
El índice de precios de las Naciones Unidas subió 1.1% en enero, impulsado por el encarecimiento de los aceites vegetales y los lácteos. El indicador está acercándose al máximo histórico de 2011 y tanto las desfavorables condiciones atmosféricas para los cultivos como las consecuencias de una crisis energética amenazan con mantener los precios altos a futuro.
La inflación se ha disparado en todo el mundo, y el alza más reciente en el índice de alimentos de la ONU podría poner bajo mayor presión los presupuestos familiares. Los productos básicos que monitorea el indicador se utilizan en la mayoría de los productos que se compran en las tiendas de comestibles o se dan como alimento a animales a partir de los cuales se elaboran esos productos. Eso es particularmente negativo para los consumidores más pobres y las naciones con menos ingresos disponibles.
Los “segmentos más pobres de la población sentirán más el impacto“, dijo por teléfono Josef Schmidhuber, subdirector de mercados y comercio de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura.
“Grandes gastos en energía, grandes gastos en alimentos y grandes necesidades: todo eso representa una gran parte de sus gastos generales”. El azúcar fue el único producto básico que disminuyó su precio durante el mes, mientras que costos de la carne, los cereales, los lácteos y los aceites vegetales aumentaron. Países desde Turquía hasta Paraguay están enfrentando una inflación alimentaria.
El aumento de los precios de la energía ha reforzado el atractivo de los bio combustibles basados en cultivos y ha elevado el costo de los fertilizantes y el combustible para los agricultores.
Eso podría forzar recortes en los insumos agrícolas, particularmente en los países en desarrollo, lo que podría aumentar la dependencia de las importaciones de cultivos si las cosechas fallan, dijo Schmidhuber. Los suministros de cultivos también enfrentan riesgos derivados del mal tiempo y las tensiones geopolíticas.
Una temporada seca ha afectado los campos de soja sudamericanos, mientras que los precios del aceite de palma alcanzaron un récord debido a la escasez de mano de obra y las restricciones a la exportación. La posibilidad de un conflicto en la frontera de Ucrania también tiene al mercado atento a cualquier impacto en los envíos de cereales del Mar Negro. Por ahora, resulta complicado que la producción logre satisfacer la demanda a medida que las economías se recuperan de la pandemia, señaló la firma de asesoría agrícola Agritel esta semana en un informe.
“La galopante inflación comenzó en la energía y las materias primas y ahora se está moviendo hacia los precios al consumidor“, indico. Es algo que “está perjudicando a los países emergentes, que se están quedando atrás con consecuencias más profundas y duraderas de la crisis”.
La inflación azota a Latinoamérica
La inflación azotó a Latinoamérica en 2021 como a ninguna otra región, lo que ha dejado a sus economías más grandes, Brasil y México, con sus alzas más altas en años, y ha agudizado los antiguos problemas de precios en países como Argentina.
América Latina cerró 2021 como la región con mayor aumento de precios del mundo, según el Fondo Monetario Internacional (FMI), que en sus últimas proyecciones estimó una inflación regional del 9.3 % en 2021 y de 7.8 % en 2022.
Este es el panorama de la subida de precios en Latinoamérica, que padece los vaivenes de la pandemia y los problemas en las cadenas de suministro en combinación con sus añejos problemas.
BRASIL Y MÉXICO: LOS GRANDES EN APRIETOS
En Brasil, la primera economía latinoamericana, al cierre de noviembre la inflación tuvo un alza interanual de 10.74 % y una variación del 9.26 % entre enero y noviembre, un nivel muy lejos del 3.75 % fijado como meta para 2021 por el Banco Central.
Al igual que en otros países, ha habido un fuerte impacto del precio de la gasolina, que se disparó un 50.7 % en los 12 meses cerrados en noviembre.
Los economistas calculan que Brasil terminará 2021 con una inflación del 10.18 %, el mayor nivel desde 2015, cuando anotó un aumento del 10.67 % en el índice de precios al consumo (IPC).
En México, la segunda economía de la región, la inflación registró un alza interanual de 7.37 % en noviembre, el mayor nivel en dos décadas, ante el alza de insumos básicos como los agropecuarios y la energía.
La cifra es más del doble de la meta de 3 % del Banco de México (Banxico), que ha respondido con cinco aumentos consecutivos a la tasa de interés, aunque considera que “la inflación es de naturaleza transitoria”.
El Gobierno ha defendido que es un fenómeno “importado” de Estados Unidos, su principal socio comercial.
La inflación en Venezuela de enero a noviembre fue del 631,1 %, mientras que la interanual entre el undécimo mes de 2020 y el de 2021 fue del 1,197,5 %.
El dato, que en cualquier otro país sería síntoma de hecatombe, es una buena noticia para la economía venezolana, que entró en hiperinflación en noviembre de 2017 y, para superarla, debe hilar 12 meses con un incremento de precios inferior al 50 % en cada uno.
En noviembre, Venezuela completó 11 meses por debajo de ese porcentaje, con lo que podría concluir este periodo negro, si cumple también el objetivo en diciembre.
La inflación en Chile alcanzó cotas no vistas en más de 13 años, desde la crisis financiera de 2008, y en noviembre se elevó hasta una tasa interanual de 6,7 %.
La mayor liquidez, producto de las ayudas sociales y los retiros anticipados del 10 % de las pensiones, medidas para afrontar la crisis de la covid-19, son los principales motivos de que este índice se haya disparado.
Aunque está por debajo de sus pares de la región, Colombia no es ajena al aumento generalizado de la inflación, que en el dato hasta noviembre se situó en 4,86 % anual, muy por encima de la meta del 3 % del Banco de la República.
Entre los factores están la depreciación del peso frente al dólar y la reactivación del consumo tras el frenazo causado por la pandemia en 2020, cuando el IPC fue del 1,61 %, el más bajo en la serie del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE).