Esta producción forma parte de los títulos realizados por la primera generación de estudiantes de “Ambulante Más Allá (AMA)”
Mino D’Blanc
“No quiero decir adiós”es un documental que trata sobre un feminicidio en nuestro país, el de Ana Laura Suárez González, y que no se trata de un caso aislado, sino de muchas atrocidades más de ese tipo y que la justicia no ha resuelto y tal vez ni resolverá.
Esta nota surge del reportaje que escribió Sandra Ramírez el pasado 1 de julio sobre este trabajo cinematográfico que forma parte de los títulos realizados por la primera generación de estudiantes de “Ambulante Más Allá (AMA)”.
En 2007, durante la noche del 12 y la madrugada del 13 de enero, Ana Laura Suárez González fue asesinada en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, a manos de uno de sus amigos y presuntamente por un profesor que la acosaba. Isabel, quien es su prima y ahora directora del documental, la recuerda amable, cariñosa y sonriente.
Este fragmento de la vida de Ana Laura, quien estudiaba Derecho, es el más oscuro y el que terminó con sus sueños, es contado por Olga Ligia Gómez Velasco, su propia mamá.
Es de recordar que para la fecha en la que ocurrieron los hechos, el delito de feminicidio aún no era incorporado al Código Penal Federal, por lo que su asesinato fue definido como “homicidio culposo por omisión”.
“No quiero decir adiós” no solamente revive y reconstruye los hechos dolorosos desde la voz de Olga, sino que en él sus familiares también rememoran algunos de los momentos más apreciados de la vida de Ana Laura Suárez.
La película inicia con una escena feliz en la que Isabel cuenta su infancia con su prima. Recuerda cómo eran muy unidas y cómo su compañía dejó en ella una huella memorable. Si en algo coinciden Olga e Isabel es que ambas tuvieron una fuerte corazonada, aunque aquella noche sabían que Ana Laura no estaba bien.
El filme refleja el machismo mexicano e irregularidades que datan desde 2007 y que aún prevalecen; denuncia que, al llegar al Ministerio Público a dar cuenta de la desaparición de su hija, Olga recibió de las autoridades una respuesta inaceptable: “su hija ha de estar por ahí durmiendo con alguien, estará contenta y usted buscándola”.
Ana Laura no era de quedarse a dormir fuera de casa. Estuvo en peligro y las autoridades hicieron caso omiso de las alertas.
Además, en la película se señala la complicidad entre las autoridades y los culpables. Uno de los agresores de la joven, ya con las pruebas recabadas y una historia inconsistente, que él fue uno de los responsables. Su condena fue de apenas dos años de prisión. Olga, la mamá de Ana Laura, comentó: “la autoridad en lugar de que me ayudara, los ayudó a ellos”.
Los registros indican que la muerte de Ana Laura fue a causa de una broncoaspiración después de haber caído al río donde fue encontrada.
Isabel recuerda con detalle el color morado de las uñas de Ana cuando fue velada. Había luchado contra sus agresores, por lo que no fue una broncoaspiración, sino un feminicidio.
En medio del río donde hallaron su cuerpo sin vida, hay una vela encendida y unas cruces que recalcan su nombre, objetos que simbolizan y exigen que el suceso no quede en el olvido. Olga Gómez reconoce que el caso de su hija no es un hecho aislado, ya que más mujeres habían pasado por ello.
“No quiero decir adiós” retrata un proceso doloroso que lucha contra el olvido y mantiene viva la memoria. Es un trabajo que rescata la pesadez del duelo y el lidiar con la rabia. Es la historia de Ana Laura, de Reina, de Gabriela, de Sabina, de Reyna María, de Candy Yesenia, de Itzel Yanet.