Delia Reyes
La zona arqueológica de Cantona es una urbe prehispánica fortificada que controló la ruta comercial entre el Altiplano y el Golfo de México, la cual llegó albergar unas 7 mil 500 unidades habitacionales con una población de hasta 93 mil personas, una de sus características es que las construcciones no tienen estuco o algún pegamento, las piedras están perfectamente sobrepuestas, diferente a lo que actualmente se conoce, así lo señaló Ponciano de Cristóbal Juárez, custodio especializado en Zonas Arqueológicas, en entrevista con Exclusivas Puebla.
Este emblemático sitio, ubicado en el municipio de Tepeyahualco de Hidalgo, Puebla, destaca por su complejidad urbana y la riqueza histórica que ofrece a los estudiosos y visitantes de la cultura prehispánica, caracterizada por sus calzadas, muros, pasillos y calles perfectamente trazadas.
Abierta al público desde octubre de 1994, esta zona se ha consolidado como un testimonio de la sofisticación de las sociedades prehispánicas en Mesoamérica. Las primeras excavaciones se realizaron desde los años 1992, 1993, 1994, aunque los pobladores ya sabían que existía no se le daba la importancia correspondiente.
A lo largo de tres décadas, los arqueólogos y expertos han trabajado para comprender el funcionamiento de esta antigua ciudad, que en su apogeo, entre los años 600 y 800 d.C., llegó a ocupar más de 1,450 hectáreas, se compone por 14 kilómetros cuadrados, aunque sólo el 2 por ciento de la ciudad ha sido excavado hasta el momento, es decir entre 25 y 30 hectáreas.
Fue construida sobre un malpaís (terreno árido producto de una erupción volcánica), habilitado con cuatro mil calles, caminos y calzadas que conectaban la metrópoli, contaba con 27 juegos de pelota, el mayor número en toda Mesoamérica. Cantona se ubica en los límites de Puebla y Veracruz, aunque aún es poco conocida, es tan importante como la zona de Teotihuacan.
El sitio es famoso por su Acrópolis, un centro cívico-religioso de gran importancia, y por sus terrazas habitacionales y agrícolas, que ofrecen una visión clara de cómo sus habitantes lograron adaptarse a un terreno desafiante de campo de lava. La distribución de las viviendas y la red de caminos internos son elementos que muestran una organización urbana avanzada, que también se reflejaba en la conexión de Cantona con otras regiones de Mesoamérica a través de rutas comerciales.
Ponciano de Cristóbal Juárez, custodio de esta Acrópolis, invitó a la población a visitar este sitio sagrado, localizado en el kilómetro 7.5 de la carretera Tepeyahualco-Xonacatlán, municipio de Tepeyahualco de Hidalgo, el cual festejó este fin de semana, 30 años de su apertura.
La Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y del Centro INAH Puebla, organizó el programa “Piedra y Memoria: El legado ancestral de Cantona” integrado por conferencias, espectáculos culturales y visitas guiadas.
En dicho evento conmemorativo recibió un homenaje el arqueólogo Ángel García Cook, quien fue una persona clave en los 30 años de historia, tras desarrollar uno de los proyectos más arduos para explorar, durante más de 20 años.
El programa Piedra y Memoria: el legado ancestral de Cantona incluyó un video conmemorativo a los 30 años de Cantona, así como un conversatorio entre los custodios del sitio Angélica Miñón de Cristóbal, Álvaro Novas Loeza y Enrique Miñón Hernández.
Dentro de las conferencias que se brindaron, destacó la del director del Centro INAH Puebla, Manuel Villarruel Vázquez, quien habló sobre el 30 aniversario de su apertura, “Cantona y sus vecinos: una mirada desde la Sierra Norte de Puebla”, impartida por el arqueólogo Alberto Diez Barroso Repizo, “Presencia de juegos de pelota en la Sierra Norte de Puebla”, a cargo del antropólogo Sergio Suárez Cruz.
Deterioros estructurales registrados e intervenidos en el sitio arqueológico de Cantona, posteriores a la pandemia Covid-19, impartida por la arqueóloga Mónica Zamora Rivera; Avances y resultados en el estudio de materiales cerámico del PEC 2007-2023, a cargo de la arqueóloga Denisse Gómez Santiago; y Cantona y las ciudades del Epiclásico, impartida por Iván Lina Ramos, el semidesierto de la Cuenca Oriental de Puebla, la gran ciudad de Cantona, impartida por la arqueóloga Katina Vackimes, quien también encabezó una visita guiada al sitio y se contó con la participación de la Rondalla del Tecnológico de Libres, la música del mariachi, la danza del grupo San Juan y de marimba con los Hermanos Gómez.