Exclusivas Puebla
Tras mil 087 días de gobierno, Claudia Rivera Vivanco dejó como herencia a Puebla capital con problemas que no pudo atender en su trienio por falta de oficio político, entre las que destacó: el desbordamiento del ambulantaje, prostitución, obras inconclusas y con mala ejecución.
La herencia que dejó en la Angelópolis no fue la prometida cuando asumió el poder, en la que aseguró que la ciudad gozaría de mayor seguridad, un sistema propio de vigilancia, calles pavimentadas, los jóvenes de escasos recursos contarían con becas, habría combate a la corrupción, el ambulantaje sería reordenado y hasta sería construido un segundo panteón municipal.
Por el contrario, en su gestión calles como la 8, 10 y 14 Oriente- Poniente estuvieron repletas de escombros y con adoquines sobrepuestos, los expendedores ambulantes se apoderaron de la vía pública, los camellones y parques públicos fueron abandonados y no fueron podados, el atractivo “playa” de Amalucan estuvo cubierto con moho y obras como la remodelación del Bulevar Xonaca registraron inundaciones por su mala ejecución.
En 36 meses, los poblanos fueron testigos de obras que nunca se ejecutaron. Tras el primer año de gobierno y sin ningún logro destacado, la edil poblana anunció la remodelación del mercado Unión y de la Central de Autobuses CAPU, aunque el discurso se volvió demagogia pues nunca fue elaborado un solo proyecto ejecutivo de ambas obras y mucho menos se llevaron a cabo.
Los diferentes sectores de la sociedad poblana la dejaron sola, principalmente el Gobierno del Estado por su negativa para colaborar en materia de seguridad y ceder a su titular de la SSC, María de Lourdes Rosales, aunque también la iniciativa privada tomó partido y fue sumamente crítico por la falta de acciones para enfrentar la pandemia, el ambulantaje y por no generar condiciones para reactivar la economía con la llegada del Covid-19.
El fantasma de la corrupción quedará impregnado en su gestión: Desde la compra de despensas para apoyos de la pandemia con sobrecosto, la contratación de auditores externos para encubrir procedimientos irregulares de adjudicación, hasta la creación de un cartel administrativo comandado por el excoordinador ejecutivo de presidencia, Andrés García Viveros, para operar sus propios intereses económicos con cargo a las finanzas municipales.
Fue así que el pasado 6 de junio de 2021, los poblanos le dejaron claro a Claudia Rivera, quien se obsesionó en reelegirse en la presidencia municipal de Puebla a pesar de que su gobierno de principio a fin fue calificado como el peor del país, que no la querían otros tres años al frente del Ayuntamiento por ser una edil ineficiente e inoperante.