Los escritos fueron recuperados de la cueva “del horror”, en la reserva natural de Nahal Hever
Odemaris González
Arqueólogos israelíes encontraron en cavernas cercanas al Mar Muerto objetos que no habían sido descubiertos en décadas, entre ellos fragmentos de un pergamino bíblico milenario.
El hallazgo está compuesto por más de 900 documentos que contienen los Manuscritos del Mar Muerto. Con origen en el año 250 a. C. al año 66 d. C., antes de la destrucción del Segundo Templo de Jerusalén por los romanos en el año 70 d. C. y de un gran valor histórico, conforman el testimonio más antiguo del texto bíblico encontrado hasta la fecha.
Estos manuscritos fueron encontrados en “La cueva del horror”, a 20 kilómetros al este de Jerusalén; siendo esta la misma cueva donde años atrás se encontraron esqueletos de 1900 años de rebeldes judíos que pelearon contra el imperio romano.
Siendo alrededor de 100 kilómetros de acantilados los que han sido supervisados por La Autoridad de Antigüedades; el pergamino es parte de una serie de textos judíos, nombrados Manuscritos del Mar Muerto.
Esta colección, ha hecho que se descubran textos de otros lugares a lo largo de la costa occidental del Mar Muerto, dando un vistazo a la religión y sociedad judías, antes y después de Cristo.
La investigadora de la Unidad de los Rollos del Mar Muerto de la Universidad Hebrea, Beatriz Riestra, explicó: “Estos nuevos fragmentos que hemos encontrado son piezas que nos faltaban de un manuscrito que ya conocíamos”, pertenecientes “un gran rollo” descubierto “en los años cincuenta”.
Los fragmentos estuvieron preservados debido al clima y aire seco del desierto de Jerusalén. También, entre los objetos encontrados, está un esqueleto de un niño parcialmente momificado, probablemente una niña, completo, con pelo y envuelto en tela, como si le hubieran puesto una manta sobre él o ella. La criatura, acurrucada en posición fetal, aparentemente tenía entre 6 y 12 años, según un escaneo preliminar realizado por la doctora Hila May de la Universidad de Tel Aviv data de hace unos 6 mil años.
Otro de los objetos encontrados que más llamó la atención es una cesta hecha de cañas tejidas, completa con tapa que podría ser la canasta sobreviviente más antigua del mundo, pues se calcula, según la datación por radiocarbono, que tiene unos 10,500 años, creada en el periodo Neolítico, antes de la llegada de la cerámica a la región.
Además, los arqueólogos encontraron un alijo de monedas de los días de la desafortunada revuelta de Bar Kojba contra los romanos en 133-135 de nuestra era. Las monedas llevan los símbolos judíos típicos de la época, como un arpa y una palmera datilera.
Con información de EUROPA PRESS