Exclusivas Puebla
Luis Miguel Gerónimo Barbosa Huerta es un político poblano que ha militado en la izquierda, se califica como una persona honesta y tradicional, pero de pensamiento progresista, sencillo, tolerante e incluyente. El gran privilegio que tiene es su familia, sus hijos, padres y amigos. En entrevista con Exclusivas Puebla, reveló una parte de su vida, sobre todo la del amor hacia su esposa, María del Rosario Orozco Caballero, que no lo ha dejado solo ni desatendido en sus triunfos y su discapacidad. Tiene 31 años de casado, y el enamoramiento hacia su esposa, no ha cambiado, ella ha estado ahí, es su compañera de vida y de carrera política, sobre todo, el pilar que mantiene a su familia unida y con valores. Su discapacidad lo hizo reflexionar en todos los aspectos, durante su intervención quirúrgica y convalecencia, siempre estuvieron su esposa e hijos a su lado.
Exclusivas Puebla (EP): ¿Quién es Miguel Barbosa?
Miguel Barbosa Huerta (MBH): Soy poblano, tehuacanero, tradicionalista, pero con un pensamiento progresista, así me asumo, me siento alguien identificado con las causas de las mayorías, de la gente; tengo un fuerte arraigo por las costumbres de mi familia, de los lugares donde vivo, de donde soy. Creo mucho en la familia, en la integración de la sociedad, respeto la pluralidad. Me siento como un hombre tradicional con fuertes raíces a mi poblaneidad y a mis tradiciones, lo que me pone en condiciones de poder tratar con las mujeres y hombres de todas las edades de la sociedad.
EP: Es un personaje incluyente…
MBH: Sí, sí lo soy. Soy un hombre que trabaja en equipo, en la política y en cualquier actividad. Para poder ser, hay que ser incluyente, se debe tener una capacidad organizativa, pues hoy el resultado de las cosas que se hagan, si son favorables o no, dependen de que se hagan con orden o no. Me siento incluyente y un buen organizador.
EP: Me decía que es tradicional, ¿Por qué tradicional?
MBH: Tradicional porque tengo 58 años de edad, fui niño de los 60, un joven de los 70- 80, un adulto a finales de los 80 y 90, y un hombre maduro en 2000, preservo en mi forma de ser el trato familiar, con mi esposa, con mis hijos, valores religiosos, morales, la libertad es para mí un valor fundamental, una lealtad no basada en intereses, basada en convicciones, pero cuando se vuelven en intereses, tenemos toda la libertad de asumir decisiones propias. Soy un hombre tradicional, por eso, creo mucho en la familia, tengo una visión de la tolerancia y diversidad, creo en la igualdad de género, en la modernidad, creo en el progresismo con un pensamiento libre.
EP: ¿Con un pensamiento crítico?
MBH: Estoy hecho en la crítica, mantengo relaciones de trabajo y profesionales basadas en la crítica; me he hecho un político con el cuero curtido, grueso. Acepto la crítica permanentemente, pero debato, soy de los que no se quedan con nada, debato. Soy del que todos los días se arrepiente de lo que dice y lo que hace, no de todo, pero sí de una parte. No soy ortodoxo, hablo más de lo debido, no soy dueño de mis silencios, sino medio presa de mi forma de hablar, soy muy bocón en muchas cosas, hay que ser leal con su naturaleza. Sí, acepto la crítica, el debate, acepto el error, ofrezco disculpas. Como cualquier persona puedo agredir en un debate, pero tengo la capacidad de pedir una disculpa, de sentarme y decirle a la persona, te ofrezco una disculpa.
EP: ¿Es humildad? En política es complicado tener humildad
EP: Es sencillez. El término humildad lo respeto mucho, no soy soberbio, y si lo llego a ser, es un arranque, pero lo reconozco, procuro no llegar a esos niveles, el tema de la humildad parece renunciación ante cualquier circunstancia, y por eso yo prefiero decir sencillez. Soy un hombre que puede tratar con todos los segmentos, porque yo vengo de abajo, no fui privilegiado por nada. Mi privilegio fue mi familia, fueron mis papás, la esposa que tengo, mis amigos, mis amigos, ese es mi privilegio. Que alguien me haya dado algo regalado, nunca, yo vengo de la cultura del esfuerzo, entonces soy sencillo. En los cargos públicos a mí no me ha seducido el poder y procuro comportarme de una manera muy normal, procuro más la sencillez.