Mitzi Barragán De la Llave
En estos últimos días, me he percatado que varios de mis contactos en redes sociales, están promoviendo el préstamo de su internet a estudiantes de cualquier nivel educativo, para que puedan tomar sus clases en línea sin complicaciones o bien para que puedan realizar sus tareas, lo cual me habla de empatía y del nivel de conciencia que como sociedad post-pandemia estamos empezando a manejar.
De acuerdo con la Real Academia de la Lengua Española, la empatía es: “capacidad de identificarse con alguien y compartir sus sentimientos”. Esta empatía es lo que nos detona poder compartir con las personas que no conocemos pero que coincidimos en un espacio, (entiéndase la calle, la colonia o bien la comunidad), llevando a la acción una preocupación inherente que tenemos como ser humano para contribuir positivamente en nuestro entorno.
Como he mencionado en columnas anteriores el servicio es brindar algo que tenemos que no siempre es material pero que genera un beneficio positivo en otra persona, lo que enriquece su nivel de vida, su felicidad y, sobre todo, nos lleva a la participación ciudadana que tanto necesitamos como sociedad post-pandemia.
La magia del servicio, traducida el día de hoy como empatía, nos permite ver que los problemas de otros pueden ser y son los de nosotros. En la medida en que, generemos ese vínculo, una conexión social y una participación más efectiva, lograremos ver cómo suceden cosas a nuestro alrededor que nos afectan a todos como sociedad. Es momento de empezar a voltear a ver a los otros y de hacer ese vínculo de empatía con ellos, para que desde nuestra nueva normalidad podamos solucionar problemas en conjunto y de beneficio común.