El musicólogo Miguel Salmón del Real, director de la Orquesta Sinfónica Sinaloa de las Artes, opina que la música nos hace ver, sentir y establecer analogías de recuerdos hasta el hipocampo
Debate/Cultura
La resonancia magnética está arrojando evidencias de los beneficios neurológicos, de salud y terapéuticos que tiene escuchar música en las personas, expone el musicólogo Miguel Salmón del Real, director de la Orquesta Sinfónica Sinaloa de las Artes (OSSLA).
“Creo que viene un nuevo ciclo en que las escuelas quizás se animen con esta evidencia médica que arroja la resonancia magnética, para incorporar de nuevo y reforzar los planes educativos a la música, porque vuelve mejores escuchas a los niños, agudiza su habilidad de concentración, activa mayor número de zonas cerebrales en una misma tarea de manera simultánea. Nos hace ver, sentir, establecer analogías de recuerdos hasta el hipocampo de la infancia, de olores, conceptos y de memorias, y al tocar el instrumento a nivel psicomotor, y leer, es un masaje impresionante para el cerebro”.
Comentó además que la educación musical no tiene que ver si te vas a dedicar a la música, tiene que ver que te estás montando al gimnasio cerebral más eficiente del que tenemos pruebas hoy, además es una excelente idea acercarse a la música con fines biológicos y espirituales.
“La música es el lenguaje que une de la mayor manera a la humanidad cuando hay que comunicarnos sin traducción alguna, es una gran herramienta para influenciar las conductas del ser humano”.
Estas y otras reflexiones fueron comentadas durante la charla con Leonor Quijada, directora de la Sociedad Artística Sinaloense (SAS), que lo tuvo de invitado de forma virtual en Zoom en su serie de charlas con artistas, donde hablaron de porqué la música clásica no ha muerto.
Su formación en la música instrumental
El virtuoso instrumentista cursó la carrera de composición y dirección coral, interesado en la psicología y filosofía, comentó que la música siempre estuvo presente en su casa donde empezó con la guitarra de forma autodidacta, así como el bajo, saxofón y flauta, pero sus estudios formales empezaron a los 18 años con la carrera de ingeniería, y los últimos 20 años estudió piano. Su mayor inspiración fue La Consagración de la Primavera, de Stravinsky, cuando la escuchó por primera vez a los 15 años. Y después de 15 años de ser autodidacta formaliza estudios en la Escuela de Música Sacra con el padre Javier González, 6 años.
Sobre la pregunta ¿por qué razón la música clásica no muere?, el musicólogo reflexionó que se debe a su calidad, se convierten en ejemplo virtuoso y la humanidad tiene una parte en sí misma que atesora, tiene una conciencia guardián que cuida y aspira a estos ejemplos que conviven con nosotros y dirigen nuestra conducta y pensamiento y fungen como líderes, y es que el humano tiene esa doble tendencia: es un animal pero a su vez tiene aspiraciones y eso es el arte, nos recuerda que somos humanos con ideas, queremos ser mejores y perfeccionarnos, y gracias a esta función inherente a nosotros es que el arte tiene su utilidad y no muere, expuso Del Real.