Jesús Arroyo
La candidata fallida a la Diputación Federal del Distrito 12, Karina Romero Alcalá, sacó a relucir su ambición desmedida y su gusto por vivir del erario. No le bastó con dejar a sus entenados cobrando de las arcas del municipio -obvio, sin hacer el trabajo para el que fueron contratados, es decir, de aviadores-. La vapuleada hija de la también derrotada, Blanca Alcalá Ruíz, no dejó pasar un sólo día para pedir su reincorporación al Cabildo de Puebla.
Así como lo lee.
Apenas el domingo recibía los primeros datos del PREP, y al ver que estos no le favorecían, de inmediato, envió al Ayuntamiento su alta como regidora. Su feliz consorte, Edgar Chumacero, está más que nervioso ante la posibilidad de quedarse fuera del Cabildo que relevará a Luis Banck. Es por ello que Karina, ni tarda ni perezosa, solicitó su incorporación al Cabildo para poder cobrar la siguiente quincena. ¿Qué pensarán sus electores al saber que fueron utilizados? ¿Creerá Karina que no se conoce su gusto por el dinero y el vivir del erario? El descaro es de tal magnitud, que la candidata derrotada no tuvo la decencia de agradecer a quienes la apoyaron. Ni con un tuit, ni, mucho menos, con un mensaje de WhatsApp. Así, la joven que pregonaba en campaña el querer “hacer las cosas bien”, en los hechos, es una política común y corriente de los que tienen al servicio público en una condición de descrédito. La ambición por no vivir fuera del presupuesto y no vivir en el error, cegó a la joven chapulina. Y luego se preguntan por qué la gente no confía en el PRI. Bienvenida al erario Karina, en próximas emisiones, trataremos los temas que abandonaste por irte en búsqueda de otro puesto.
¡Qué descaro!