El sismo del pasado lunes ya es el más mortífero en Japón desde el de 2011, un temblor de magnitud 9 que provocó un tsunami que dejó más de 20.000 muertos y provocó el desastre nuclear de Fukushima, el peor desde el de Chernóbil (Ucrania) en 1986
Infobae
Las autoridades de Japón han confirmado el fallecimiento de 168 personas como consecuencia del terremoto de magnitud 7,6 que sacudió la zona oeste del país el día de Año Nuevo, si bien el balance de desaparecidos se ha disparado este lunes y asciende a más de 300.
En concreto, las autoridades no han logrado determinar el paradero de 323 personas, de las cuales 281 corresponden a la localidad de Wajima, en la prefectura de Ishikawa, informa la agencia Kiodo. Numerosas víctimas seguirían atrapadas entre los escombros en esta localidad, donde un área comercial se vino abajo tras un incendio.
Preocupa especialmente la acumulación de nieve en algunos momentos, que se suma a los problemas de acceso y de comunicaciones –al menos 2.300 personas continúan aisladas–. En algunas zonas se han acumulado hasta 13 centímetros de nieve, mientras que las temperaturas se han desplomado.
El gobernador de la prefectura de Ishikawa, Hiroshi Hase, ha visitado este lunes el centro deportivo general, donde se ha inaugurado una instalación de evacuación temporal “para garantizar el entorno de vida de las personas afectadas por el desastre hasta que sus hogares sean restaurados y puedan mudarse a viviendas temporales”.
Hiroshi, que ha pedido cooperación de “quienes posean instalaciones de alojamiento”, ha explicado que se dará prioridad a las personas que requieran cuidados especiales, como los ancianos, las personas con discapacidad y las mujeres embarazadas, así como a sus familiares, ha indicado a través de su perfil en la red social X, anteriormente conocida como Twitter.
Japón no detendrá las labores de rescate aunque se espera que la caída de nieve complique las labores de socorro. También podrían empeorar las condiciones de más de 30,000 personas instaladas en 366 refugios del gobierno debido a la dificultad de hacer llegar material de socorro a las zonas que sufren cortes de agua y electricidad.
El terremoto que azotó la península de Noto, al borde del mar de Japón, en la costa occidental del archipiélago también dejó 560 heridos. El sismo y sus cientos de réplicas derribaron viviendas, provocaron incendios y desencadenó un tsunami con olas de más de un metro de altura.
La esperanza de encontrar supervivientes suele desvanecerse tres días después de un terremoto, pero contra todos los pronósticos, una nonagenaria que permaneció cinco días bajo los escombros de una casa colapsada en la ciudad de Suzu fue rescatada el sábado.
RESCATE, PRIORIDAD
“La primera prioridad ha sido rescatar a las personas que se encuentran bajo los escombros y llegar a las comunidades aisladas”, declaró el primer ministro Fumio Kishida en una entrevista con NHK.
“El ejército ha enviado pequeños grupos de tropas a pie a cada una de las comunidades aisladas”, agregó.
En la ciudad de Anamizu, se vio a socorristas con impermeables naranjas o azules transportando el cuerpo de una víctima de un pedazo de tierra, cubierto con una lona azul.
Los daños en carreteras y la nevada que ha caído en las últimas horas en la península de Noto, la zona más afectada por la tragedia, son el principal escollo para los equipos de asistencia en un momento en que miles de personas continúan viviendo en refugios o siguen sin tener acceso a luz, agua o comida.
Los daños en infraestructuras básicas a causa del terremoto de magnitud 7,6 del 1 de enero hacen que, una semana después, sea aún imposible para el Gobierno central hacer una evaluación exhaustiva de los destrucción generada por el seísmo.
Además se calcula que más de 2.000 personas en Ishikawa continúan aisladas debido a los daños que el temblor provocó en carreteras y caminos.
Esto, unido a las nevadas caídas en las últimas horas (Wajima y Suzu acumulaban 9 y 13 centímetros de nieve y registraban temperaturas entre 0 y -1 grados centígrados a primera hora de hoy), preocupa sobremanera al Gobierno, que está contemplando la entrega de comida a pie en muchos puntos de la zona afectada.
El corte en el suministro de agua también preocupa ya que, aparte de la falta de agua potable, la ausencia de saneamiento una semana después de la tragedia hace empeorar cada vez más las condiciones higiénicas sanitarias.
El sismo del pasado lunes ya es el más mortífero en Japón desde el de 2011, un temblor de magnitud 9 que provocó un tsunami que dejó más de 20.000 muertos y provocó el desastre nuclear de Fukushima, el peor desde el de Chernóbil (Ucrania) en 1986.