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El ministro español de Deporte y Cultura, Màxim Huerta, ha dimitido por un escándalo fiscal siete días después de que lo designara el presidente del Gobierno Pedro Sánchez en el Palacio de la Zarzuela. Huerta, que ya de por sí fue una designación insólita, entrará en la historia de España como el ministro que menos tiempo ha durado en más de cuarenta años de democracia. El periodista y escritor acudió a La Moncloa a presentar su dimisión a raíz de las informaciones publicadas por El Confidencial que aseguran que fue condenado por defraudar más de 200.000 euros a Hacienda. El diario digital publicó dos sentencias del Tribunal Superior de Justicia de Madrid que datan de mayo de 2017 y así lo acreditan. El fraude fiscal de Huerta tuvo lugar en 2006, 2007 y 2008, cuando el periodista y escritor se hacía un nombre en España de la mano de un conocido programa de televisión que cubre la actualidad del corazón. El pecado: haber utilizado su casa de la playa en la costa de Alicante para abaratar su factura fiscal. Su maniobra consistió en tributar impuestos de sociedades cuando debía hacerlo como IRPF (Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas), es decir, el mordisco de Hacienda debía ser del 48% y su estrategia ilegal lo dejó en 25%. El veredicto descartó la posibilidad de que se tratara de un hecho llevado a cabo por la ignorancia: “Ha actuado, cuando menos, negligentemente, con el resultado de eludir el cumplimiento de sus obligaciones fiscales tributarias en perjuicio del erario público”. Huerta había reaccionado en una cadena de radio española alegando que “no ocultaba nada” y estaba “al corriente de sus obligaciones tributarias”, lo que hacía indicar que la dimisión no era una carta en su baraja. Sin embargo, las presiones recibidas por Pedro Sánchez, presidente del Gobierno y su principal valedor, han agilizado el proceso. Huerta, a la calle. Su carrera política, salpicada por una retahíla de tuits contra el deporte y en contra de partidos independentistas catalanes, ha durado una semana. Tras la dimisión, Huerta compareció en público declarándose inocente y limitando las acusaciones a una campaña para debilitar a Pedro Sánchez. “Me voy para que el ruido de toda esa jauría no rompa este proyecto que ha ilusionado a tantas personas en este país, el de Pedro Sánchez, y que la cultura y este país necesita”, constató. “Me voy porque necesitamos transparencia, hasta cuando no hay nada turbio. Esta es la diferencia con los demás y la que quiero marcar hoy”.