El acuerdo del banco con la IP mexicana no cuenta con el aval del gobierno de AMLO
Lo que aparentemente podía resultar una buena noticia, un acuerdo entre los grandes empresarios y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), ha desembocado en un enredo con el presidente de México. La mañana de este lunes, Andrés Manuel López Obrador, ha mostrado su inconformidad con la línea de crédito de 12,000 millones de dólares para micro, pequeñas y medianas empresas que la institución, con sede en Washington, ha abierto al sector privado.
EL BID Y LOS EMPRESARIOS SE ENREDAN CON LÓPEZ OBRADOR POR UNA LÍNEA DE CRÉDITO
No por el fondo, sino por las formas en que se ha gestionado y comunicado un trato, según ha sugerido el mandatario, unilateral. “No me gusta mucho el modito de que se pongan de acuerdo y quieran imponernos sus planes (…) entonces, ¿cómo que se hace un acuerdo y que ahora Hacienda lo avale? ¿Y qué?, ¿nosotros estamos aquí de floreros, de adorno?”, dijo en su conferencia diaria, visiblemente enfadado. La tarde del domingo, el Consejo Mexicano de Negocios anunciaba por todo lo alto el acuerdo que podría dar oxígeno a unas 30,000 empresas durante la crisis económica desatada por el avance del coronavirus por el mundo.
Los empresarios y el BID aseguraban que la Secretaría de Hacienda, encabezada por Arturo Herrera, había dado “su respaldo” a la decisión en los últimos días pero que de ninguna forma el Gobierno mexicano iba a participar directamente. Veinte minutos después del anuncio, el canciller Marcelo Ebrard –el hombre fuerte de López Obrador en el Gobierno– comentó en Twitter que el trato entre el BID y los empresarios era una “muy oportuna iniciativa para proteger nuestra planta productiva y el empleo”. La sensación que se trasladaba era de que parte del Gobierno era consciente del acuerdo y que, de hecho, le parecía muy bueno, en un momento además en el que los empresarios y López Obrador están distanciados por las escasas ayudas que, según los primeros, está dando el presidente de México en la crisis del coronavirus.
Para el mandatario, el sector privado busca imponer sus planes a la Administración y no piensa tragar con eso. Todo, sin embargo, parecía ir bien, hasta que llegó la conferencia matutina del presidente y la actitud de López Obrador contrastó con la que unas horas antes habían tenido los miembros de su Gabinete al recibir la noticia. El presidente parecía contrariado por el acuerdo e insinuaba que se hubiese hecho sin su aprobación. ¿Por qué si el BID abría la llave del crédito a los empresarios sin una participación gubernamental, la Secretaría de Hacienda debía ser consultada? “México es accionista del BID Invest a través de la Secretaría de Hacienda. Nosotros conversamos con Hacienda y ellos entienden que se trata de un apoyo a la cadena de valor”, ha explicado Tomás Bermúdez, representante del BID en México.
Desde 1986, México se afilió a BID invest –el brazo de inversión en el sector privado del BID, según explica la web de la institución– y actúa como accionista de la institución con una participación del 7% en la que tiene derecho a voto. Según Bermúdez, México no ha hecho una aportación al capital en unos cinco años, aproximadamente. La institución está respaldada por las aportaciones de 47 países miembros, 26 son de América Latina y el Caribe. En el Gobierno ha cundido cierto malestar por la actitud del BID a la hora de comunicar el anuncio con los empresarios y darle una trascendencia, dicen de puertas para adentro, mayor de la necesaria, pues es un procedimiento habitual. Ante el enfado del presidente, los empresarios han matizado: “Hacienda no está avalando el acuerdo en términos crediticios”, comentó Antonio del Valle, presidente del Consejo Mexicano de Negocios en una llamada telefónica con la prensa.
Del Valle insistió en que la reacción de López Obrador había sido resultado de un “mal entendido”. Sin embargo, el presidente mexicano dejó claro que entendía el plan, pero que no estaba de acuerdo en la forma en la que se gestionó. “Si no es con el aval del Gobierno no hay problema, bienvenido; además, entiendo que es el del BID, adelante con las empresas, nada más que no le cueste a la nación, porque nosotros no podemos avalar eso”, expresó. López Obrador ha insistido en las últimas semanas en mantener su apuesta por un plan de austeridad y ha evitado implementar alguna medida para respaldar a las empresas durante la crisis.
El presidente defiende que eso es lo que gobiernos anteriores han hecho y sólo ha derivado en el enriquecimiento de algunos empresarios. Su discurso pugna por la defensa de la población más pobre –unos 50 millones de mexicanos– y ofrece algunos apoyos a grupos vulnerables y microcréditos para algunos sectores de la economía. Al mismo tiempo, se ha negado a posponer los grandes proyectos de su Gobierno –un aeropuerto, una refinería y un tren– para reorganizar los presupuestos durante la crisis. El presidente mexicano ha insistido también en que México no se endeudará para sortear el panorama adverso. Sin embargo, la semana pasada el secretario de Hacienda, Arturo Herrera, anunció la emisión de bonos por 6,000 millones de dólares en instrumentos con vencimiento en 2025, 2032 y 2051. El Gobierno aseguró que se trataba de una operación ya contemplada para los presupuestos de 2020.
Los contrastes al interior de la Administración se hacen más evidentes con el paso de las semanas, sobre todo cuando algunos sectores comienzan a tomar la iniciativa por su cuenta. Por ejemplo, el Banco de México, que goza de autonomía, inyectó la semana pasada 10,000 millones de dólares para garantizar la liquidez de la banca comercial que financia a las empresas. La tensión entre el presidente mexicano y los empresarios continúa escalando. Las patronales han señalado que se encuentran “desesperadas” ante el parón de la mayoría de los sectores económicos. Los empresarios han comenzado a organizar planes y han pedido al Gobierno mexicano que les escuche. La iniciativa privada ha planteado al presidente planes fiscales y de financiamiento.
La respuesta de López Obrador ha sido enviarles un listado de las compañías que tienen adeudos generosos con el fisco y pedirles que paguen sus impuestos tan pronto como les sea posible. “Yo no puedo obtener dinero para rescatar a un sector de la población, cuando hay 60 millones en la pobreza. ¿Quién los va a rescatar a ellos? Eso es inmoral, es inhumano. Eso era lo que hacían en el periodo neoliberal”, dijo este lunes. Tomás Bermúdez, representante del Banco Interamericano de Desarrollo en México (BID), habla del acuerdo alcanzado entre la entidad y empresarios mexicanos para recibir recursos por unos 12,000 millones de dólares que se destinarán a 30,000 pequeñas y medianas empresas como apoyo por el impacto de la pandemia.
EL PRESIDENTE ENTENDIÓ MAL EL MECANISMO: CMN
El mandatario López Obrador dejó ver su molestia por el “modito” con el que los empresarios gestionaron el apoyo, dejando de lado al gobierno, pero el Consejo Mexicano de Negocios aclaró que se trató de un acuerdo entre privados que no requerirá recursos públicos. El programa crediticio de apoyo a las empresas alcanzado entre el Consejo Mexicano de Negocios (CMN) y el BID se mantiene firme, al ser una operación entre privados que, aunque tiene el visto bueno de la Secretaría de Hacienda por ser accionista del organismo internacional, “no hay aval crediticio ni endeudamiento del gobierno”. Antonio del Valle, presidente del CMN, afirmó que el presidente (Andrés ManuelLópez) tuvo “un mal entendido” sobre el aval financiero de la Secretaría de Hacienda, y por supuesto que la dependencia al frente de Arturo Herrera “no está avalando en términos crediticios”, sino como integrante accionista de los programas que anuncia el BID a nivel internacional. En conferencia telefónica, Tomás Bermúdez, representante del BID para México, destacó que nuestro país “es accionista del BID y como accionista, la Secretaría de Hacienda da visto bueno… (Ha dicho) que es buena iniciativa para apoyar a la cadena de valor”. Ahondó que las operaciones de factoraje para las empresas no implican riesgos y no requieren aval, simplemente aquellas empresas que deseen adquirir un crédito deberán ser proveedoras de las grandes empresas que pertenecen al CMN.
De hecho, agregó Bermúdez, que el banco ya opera un programa similar desde el 2016, en donde se contaba con un fondo de 400 millones de dólares y ahora será por 1,200 millones de dólares, con las garantías que se le otorgan a las grandes empresas. “El programa ya se tenía en México de antaño, de manera que subimos la plataforma y vamos a decir para arrancar de una vez, lo que vamos a ir (haciendo) con el Consejo Mexicano es agregar empresas ancla que se quieren sumar para financiar su cadena de valor”, comentó Bermúdez. Del Valle comentó que hasta el momento se han sumado seis integrantes del CMN, entre ellas Cemex, Mabe, Genomma Lab, Axtel y Nemak, en donde sus proveedores podrán hacer uso de los créditos del BID. Destacó las bondades del acuerdo crediticio, en donde se apoyarán a 30,000 empresas con un fondo por 12,000 millones de dólares, en donde las grandes corporaciones fungen como anclas al ser compradores.
Esto es que, al haber vendido producto o servicios a la empresa adherida al programa, con sólo subir la factura electrónica se podrá recibir por adelantado el pago para tener liquidez. Antonio del Valle explicó que “estamos ante una situación inédita a nivel mundial, en donde el enemigo es el Covid-19 y en México no es excepción; por ello, tenemos que ver la mejor forma de librar la contingencia de salud para liberar la economía y mantener la estructura productiva y que se salven los empleos de los mexicanos”.