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Silverio Cruz
Hoy, 22 de marzo, se celebra el Día Mundial del Agua, dedicado a un precioso e imprescindible líquido para la vida en todas sus formas, como lo es el agua. Todo lo que tiene vida, tiene que ver con el agua, allí está el hombre, allí estamos nosotros, quienes a través del tiempo le hemos dado uso y abuso a este vital líquido. SU HISTORIA De acuerdo a las investigaciones de la mayoría de los científicos, el agua llegó a la Tierra en meteoritos (procedentes de remotos asteroides) gota a gota, durante cientos de miles de millones de años, hasta formar océanos de agua dulce, sin embargo, su inquieto ciclo hizo que la mayor parte sea salada en los mares y, sólo un 2 por ciento de toda esa agua, es dulce. Una parte de ella yace debajo de la tierra, mientras que otra parte importante está congelada, principalmente en el Polo Norte, y ahora con el calentamiento global que caracteriza a este siglo XXI, esa parte que permanecía congelada se está derritiendo, por lo que la que está a nuestro alcance es sólo una parte mínima. Sin embargo, hay seres humanos que no le dan ningún valor, ya sea por ignorancia o por indiferencia, o las dos cosas; creen que tendremos el agua dulce a nuestra disposición para siempre, pero esto no es así, debido a su mal uso, nos la estamos acabando.
En contraparte, también hay personas que le han dedicado poemas y canciones al agua, reconociendo que de ese líquido surgió la vida y la mantiene. Este mismo líquido nos alimenta, nos limpia y nos relaja. Por eso este día y, durante todos los días de nuestra existencia, debemos reconocer nuestra responsabilidad como especie humana, de cuidar el valioso recurso que tenemos, saber su historia, su ciclo, su recorrido por las montañas, selvas, urbes, debajo de la tierra y en el aire, para así darle el lugar y respeto que merece el agua. Así como nos interesamos sobre temas de inseguridad, violencia, política, negocios, entre otros, debemos informarnos más sobre el líquido que, junto con la tierra, nos mantiene con vida. El agua la disfrutamos mientras nos damos una ducha o nadamos; la saboreamos de forma natural y en sierras y bosques deleitamos nuestras pupilas con los ríos que forman cascadas y lagunas.
EL AGUA POTABLE
En casi todo el territorio nacional consumimos agua embotellada, sobre todo en las grandes urbes de México, donde pagamos hasta mil veces más caro de lo que nos costaría si bebiéramos agua de la llave, que, se supone, es “potable”. Nuestra desconfianza de beber el agua del grifo es porque a las tuberías del sistema de agua “potable”, tanto de Puebla como de México en general, no le dan la debida limpieza y vigilancia que debieran, como en otros países, por ejemplo, Suecia y Finlandia, donde su sistema de distribución de agua potable es de los más limpios, con su debido mantenimiento y vigilancia a cargo de personas especializadas en el tema.
Suiza y EEUU son dos países en donde su gente bebe el agua de la llave con toda confianza, ya que sus tuberías son vigiladas y supervisadas por personal calificado, para que así se garantice realmente su potabilidad. En nuestro país, nos gustaría ver a nuestros gobernantes bebiendo agua de la llave, en vaso, sin botellas de plástico o vidrio que ya han contaminado aún más el planeta Tierra; de esta forma ellos nos demostrarían que el agua de la red de distribución de nuestras ciudades es realmente potable. Las mismas instituciones de salud del territorio nacional manifiestan su desconfianza al agua de la llave. En los hospitales sugieren a los familiares de los enfermos que se les dote de agua embotellada para tomarse las pastillas y para enjuagues bucales, ya que la que tienen no es confiable. Y en los baños públicos de las tiendas departamentales ni se diga, allá mejor advierten a su clientela con grandes letreros “No beba el agua; es tratada”. Y si el agua que llega a nuestras casas es potable, que así lo divulguen a los cuatro vientos nuestros gobernantes, para que nosotros como consumidores decidamos si seguimos comprando la embotellada que es cara y contaminante, o la que tenemos en la llave.
AGUA EMBOTELLADA
El agua purificada es contaminante porque para procesarla y transportarla hasta la tienda de la esquina se requiere el gasto de energía, por ejemplo, si potamos un litro de esa agua, necesitamos para su proceso y transporte un promedio de medio litro de gasolina, lo cual significa mucha contaminación innecesaria para nuestro planeta. Un buen ejemplo a seguir es el que ha implementado la BUAP con sus bebederos en diversos centros educativos, son pocos, pero por algo se empieza, de ésos hacen falta para la gente de las grandes urbes. En las sierras del estado de Puebla, un gran porcentaje del agua de manantial aún es de buena calidad y no necesita ser tratada o purificada, pero actualmente está en riesgo por los altos niveles de contaminación que registran sus ríos, por lo que debemos cuidarla para que no pierda sus minerales que son esenciales para nuestro cuerpo. La contaminación de ríos y lagos, debido, en parte a la sobrepoblación y a la falta de cultura ecológica, la tenemos muy cerca, aquí en Puebla, como es la presa de Valsequillo, con un alto grado de contaminación, ya que recibe la descarga de los ríos Atoyac y Alseseca. Para rescatar esta presa, recientemente un ex gobernante poblano dijo que “muy pronto” este cuerpo de agua sería apto para nadar y no ha sido así.