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Daniela Rojano
Bajo las restricciones del gobierno del estado de Puebla, sobre reducir la venta de comida al aire libre, por la constante caída de ceniza del Popo, cientos de puestos no hacen caso a las indicaciones, pues se siguen colocando de manera habitual se colocaron en banquetas, alrededores de plazas comerciales, tianguis y en distintas zonas de la capital poblana.
Días anteriores se registraron lluvias de material volcánico y se generó un ambiente dañino para la salud; los poblanos hicieron a un lado las recomendaciones y medidas de prevención, esto por la necesidad de generar ingresos, pues sin importar las partículas existentes en el aire, colocaron sus negocios de alimentos en las calles.
Se observó que la contingencia volcánica no frenó las actividades económicas de los ambulantes, ya que desde tempranas horas ya habían puestos colocados cerca de los paraderos de camión, como lo fue en Plaza Loreto, donde se observaron que había un puesto tras otro.
Algunos de los puestos de comida eran de Cemitas, tacos, tamales, memelas y hasta consomé de res es lo que se comercializó sin ninguna limitante en los alrededores de este lugar, pues como acostumbran, los comerciantes informales brindaron su servicio ante la demanda de los ciudadanos que acudieron a comprar.
Las personas que llegaron a consumir se observaban cubiertas por cubre bocas para evitar inhalar la ceniza del Popocatépetl, compraron algo de desayunar, aunque la comida estaba expuesta a la contaminación ambiental.
El gobernador del estado, Sergio Salomón Céspedes Peregrina, el pasado 22 de mayo, pidió evitar la operación de estos. En San Ramón y Bosques de San Sebastián no solo se vendía comida preparada, sino también carnes crudas, así como ensaladas, postres y cocteles de fruta. En medio de puestos de ropa, zapatos y demás artículos, los comerciantes invitaron a la gente a comprar.
Ninguno de los vendedores usaba mascarilla o tenía manera de cubrir los alimentos, Al igual que en los otros sitios, los clientes no tuvieron inconvenientes para comprar la comida e incluso comerla ahí, con las partículas de ceniza volando en el aire.