🎧 Usa el reproductor para escuchar esta nota
La falta de apoyo adecuado dificulta la recuperación del sistema, que avanza de forma lenta y desigual
Monserrat Reyes
En marzo de 2020, cuando México reportó su primera muerte por el virus, el sistema de salud no estaba preparado para una emergencia de tal magnitud.
Durante 2020 y 2021, más de 200,000 personas murieron debido a la enfermedad, pero los trabajadores de la salud, incluidos médicos, enfermeras y técnicos, fueron los más afectados.
Según un estudio de médicos e investigadores mexicanos, para abril de 2021, México había registrado 3.829 muertes de personal sanitario por Covid-19, convirtiéndose en el país con más muertes de este tipo en América Latina, con más de 229,000 casos confirmados de contagio entre los trabajadores de la salud. A pesar de la escasez de equipo adecuado y las carencias de infraestructura, estos héroes anónimos continuaron luchando en la primera línea contra la pandemia.
Desde el inicio, las condiciones de trabajo fueron extremadamente difíciles. La escasez de equipos de protección personal, como mascarillas N95 y trajes adecuados, aumentó el riesgo de contagio entre los médicos.
A pesar de las advertencias del personal médico, las autoridades no lograron garantizar los insumos necesarios. Las consecuencias fueron devastadoras, y la Organización Panamericana de la Salud destacó a México como el país con el sector de salud más afectado a nivel mundial.
Durante entrevista con La Silla Rota, médicos y enfermeras relataron sus testimonios, como personas que estuvieron en la primera línea de batalla contra el Covid-19 relatan la difícil carga emocional. Olivia, urgencióloga del IMSS, recordó la pérdida de tres compañeros, incluyendo a un infectólogo de 32 años que falleció después de contagiarse mientras trabajaba. La tragedia personal también afectó profundamente a otros médicos, como el urgenciólogo Guerra, quien continuó trabajando tras la muerte de su padre debido al virus.
La muerte de colegas se convirtió en una experiencia cotidiana, y la lucha por salvar vidas fue constante. Sin embargo, no todo el personal de salud pudo resistir. Damaris Estefanía Navarro, doctora del Hospital Valentín Gómez Farías del ISSSTE, compartió la historia de su compañero, el urgenciólogo Luis Guillermo Chávez. A pesar de tener más de 60 años y ser diabético, Luis Guillermo nunca dejó de trabajar en la primera línea. En 2022, ya vacunado, contrajo Covid-19 y falleció poco después, dejando una profunda huella entre sus compañeros.
En este contexto, el doctor del Hospital Juárez de México, quien prefirió permanecer en el anonimato, explicó cómo la pandemia transformó la realidad del personal sanitario. La falta de recursos, las pérdidas constantes y la presión emocional generaron un ambiente de angustia.
A pesar de la disminución de muertes por Covid-19 gracias a las vacunas, la recuperación del sistema de salud sigue siendo un desafío, tanto en términos de infraestructura como de salud mental para aquellos que enfrentaron la tragedia desde la primera línea.
El impacto no sólo fue físico, sino también económico. La enfermera Mary, quien trabajaba como enfermera a domicilio, falleció debido a complicaciones tras contagiarse mientras cuidaba a un paciente. Su familia, afectada por la pérdida, logró sobrevivir gracias al apoyo gubernamental y la ayuda de su paciente, mudándose a la casa de su abuela.
Cinco años después, el dolor y las cicatrices siguen presentes y aunque las cifras de muertes han disminuido, las secuelas emocionales y el impacto en el personal sanitario continúan siendo una realidad.
Las pérdidas no se pueden reducir a números y la recuperación del sector salud requiere un apoyo más efectivo y una visión de largo plazo para superar los efectos de esta devastadora crisis.