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La Alianza de Jóvenes con Trabajo Digno estima que la crisis económica derivada del COVID-19 hará que otros 4 millones de jóvenes se sumen a los 12.1 millones en situación de desventaja
“El incremento de casi 14% de jóvenes fuera de la escuela y el trabajo por la crisis actual puede producir un incremento de 17% en la tasa de criminalidad en México”,
Tere Lanzagorta, directora de YouthBuild México
Expansión Política
La epidemia de COVID-19 sumó un nuevo reto para los jóvenes mexicanos, quienes ya de por sí se encontraban en una situación de desventaja. De acuerdo con la Alianza de Jóvenes con Trabajo Digno, antes de la crisis sanitaria ya había 12.1 millones de personas de entre 15 y 29 años con condicionales laborales desfavorables: 5.6 millones que no estudian ni trabajan y 6.5 millones en trabajos con alta precaridad.
Pero eso no es todo. A estos jóvenes se sumarán otros 4 millones que se prevé que quedarán fuera de la escuela o del trabajo debido a esta crisis. Es decir, serán alrededor de 16.1 millones en situación de desventaja, por lo que la organización llamó a las empresas a no “cerrarles las puertas”.
En conferencia de prensa este miércoles, Andy Fidel Alonso dijo que algunos jóvenes que perdieron su empleo tuvieron que regresar a sus comunidades y buscar nuevas opciones. “Podemos no tener trabajo, pero nuestra familias tienen que comer”, aseguró.
Andrea Olmos contó que por el coronavirus perdió su empleo y hay menos alternativas. “El coronavirus ha marcado un antes y un después (…) Le dan oportunidad a quienes tienen a alguien a quien mantener, ya no nos voltean a ver (…) Queremos que se nos abran las puertas”, afirmó.
Tere Lanzagorta, directora de YouthBuild México, señaló que hay estudios internacionales que muestran que, por cada punto porcentual de jóvenes que no estudian y no trabajan, la tasa de criminalidad crece 1.16 puntos.
“El incremento de casi 14% de jóvenes fuera de la escuela y el trabajo por la crisis actual puede producir un incremento de 17% en la tasa de criminalidad en México”, advirtió.
Lanzagorta agregó que los hogares con jóvenes que quedan fuera de la escuela o el trabajo tienen una reducción de alrededor de 25% de sus ingresos. Esto puede significar hasta 10% menos ingreso anual durante los siguientes 20 años de vida, comparado con jóvenes que estudian o consiguen trabajo.
Las mujeres jóvenes enfrentan una doble fuente de discriminación y exclusión. La experta señaló que hay 3.8 millones de personas en esta situación, que han manifestado que no están disponibles porque tienen que realizar trabajos de cuidado y domésticos sin paga.
“Están totalmente excluidas del sistema laboral, pese a realizar tareas indispensables para sus familias y la sociedad. Las barreras de inclusión económica para las mujeres jóvenes son aún mayores”, comentó.
Integrantes de la alianza presentaron un decálogo en el que llaman a empresas públicas y privadas, de todos los tamaños, a no “cerrar las puertas” a los jóvenes y adherirse a propuestas que tienen como propósito impulsar la contratación equitativa, principalmente de quienes presentan más desventajas, con un enfoque de derechos, en especial a la no discriminación y a un trabajo digno.
“Hoy, en el Día Internacional de la Juventud, hacemos este llamado a no cerrar las puertas a las y los jóvenes, y ofrecemos este decálogo de buenas prácticas para inclusión laboral, orientado a jóvenes, como una herramienta para empresas y entidades empleadoras”, dijo Daniela Dorantes, directora de la asociación Servicios a la Juventud.