🎧 Usa el reproductor para escuchar esta nota
En un contexto de cambio climático cada vez más evidente, California se ha convertido en un laboratorio mundial de fenómenos extremos: lluvias torrenciales, sequías prolongadas e incendios devastadores en menos de tres años.
Este escenario, lejos de ser un caso aislado, ilustra un fenómeno que los expertos denominan “latigazos hidroclimáticos”, cuya frecuencia e intensidad están aumentando en diversas regiones del planeta, según advierte la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) a través de sus investigadores.
Entre 2022 y 2023, California enfrentó precipitaciones extremas que desencadenaron inundaciones generalizadas. Sin embargo, en 2024, las sequías regresaron con fuerza, y a inicios de 2025, del 7 de enero al 1 de febrero, una serie de incendios forestales arrasó el estado.
Esta alternancia abrupta entre extremos climáticos es un ejemplo claro de los latigazos hidroclimáticos, un fenómeno que refleja cómo el cambio climático intensifica y acelera los ciclos entre lluvias intensas y sequías severas, complicando la planificación y respuesta ante desastres naturales.
¿Qué son los “latigazos hidroclimáticos?
Los latigazos hidroclimáticos son “transiciones rápidas entre sequía y exceso de lluvia”, explica el doctor Alejandro Jaramillo Moreno, investigador del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático (ICAyCC) de la UNAM, citado por la revista UNAM Global.
A diferencia de eventos aislados como una tormenta o una sequía, estos fenómenos se caracterizan por la velocidad con la que un extremo da paso al otro, lo que genera impactos más severos y dificulta la preparación de las comunidades.
“En un planeta más caliente, las lluvias pueden ser más intensas, pero las sequías también se vuelven más fuertes”, señala el experto.
Según un estudio publicado en la revista Nature, en 2024, la frecuencia de estos eventos ha aumentado entre un 31 % y un 66 %, y se espera que regiones como el norte de África, Oriente Medio, el sur de Asia, el norte de Eurasia y los trópicos del Pacífico y Atlántico sean especialmente afectadas en el futuro. Sin embargo, ninguna región del planeta está exenta de experimentar estas transiciones extremas. El calentamiento global es el principal impulsor de este fenómeno, ya que una atmósfera más cálida retiene mayor cantidad de vapor de agua, intensificando el ciclo hidrológico. Además, fenómenos como El Niño o la Oscilación Madden-Julian contribuyen a exacerbar estas transiciones en ciertas áreas.
¿Qué distingue a los “latigazos hidroclimáticos” de otros fenómenos?
Los latigazos hidroclimáticos se distinguen de otros eventos climáticos por su naturaleza dual y su rapidez.
“Una sequía o una tormenta aislada no implican necesariamente un salto al extremo opuesto”, explica Jaramillo Moreno.
Esta complejidad los hace más peligrosos, ya que las sociedades no están preparadas para cambios tan bruscos. En el caso de California, la infraestructura actual, diseñada para un clima más estable, resulta insuficiente. Presas, sistemas de drenaje y alertas tempranas no están adaptados para manejar simultáneamente inundaciones y sequías. La gestión del agua es un pilar clave para enfrentar este desafío. Jaramillo Moreno subraya la necesidad de sistemas más flexibles que se adapten rápidamente a las condiciones cambiantes. Por ejemplo, canalizar ríos para evitar inundaciones puede limitar la recarga de acuíferos, aumentando la vulnerabilidad ante futuras sequías. Por ello, se requiere una gestión integral basada en pronósticos climáticos, soluciones naturales y ciencia.
¿Cómo prepararse para estos fenómenos?
Para adaptarse a este nuevo escenario climático, la UNAM propone actualizar la infraestructura, diseñar políticas que consideren ambos extremos, mejorar los sistemas de alerta y planeación urbana, y fomentar soluciones basadas en la naturaleza, como la restauración de ecosistemas. Además, es fundamental comunicar claramente los riesgos a la población.
“Hay muchas formas de adaptarnos, pero todas deben ser flexibles e interconectadas, pensadas para un clima en transformación”, concluye Jaramillo.