Por: Actual
Las mujeres estamos biológicamente programadas para retener, los hombres para dar. Desde la concepción los hombres otorgan el espermatozoide y la mujer “retiene” dentro de sí al bebé. Sin ambas acciones no hay vida.
Esta característica biológica, explica Pilar Sordo en su libro ¡Viva la diferencia! (de editorial Planeta), pareciera extenderse a lo largo de la vida y las acciones. Las mujeres tienden a guardar comida, ropa, utensilios “por si se necesita después” o bajo la premisa de “no desperdiciar” y “cuidar lo que tiene”.
Emocionalmente les cuesta más “dar vuelta a la página”, “metabolizan” más lentamente las emociones y les resulta difícil abandonar actividades que no les agradan pero que son “necesarias”.
¿Y los hombres?
Ellos en cambio olvidan más fácil, cierran etapas, “dan vuelta a la página” y comienzan nuevamente.
No obstante retener y soltar, también esta íntimamente relacionado con la educación que recibimos… En México todavía persiste, incluso en las nuevas generaciones, la idea de los hombres como “proveedores” y de las mujeres como “guardianas” del hogar.
Si queremos evolucionar como mujeres y como varones, dice Pilar Sordo, debemos de aprender a soltar (ellas) y a retener (ellos). El soltar nos permite deshacernos de todo aquello que no sirve o lastima para llenar el espacio con nuevas cosas, experiencias o emociones. El saber cuidar permite conservar lo bueno que llena nuestra vida.
Por lo tanto el reto “emocional” para las mujeres es soltar, para los varones, aprender a cuidar o a retener.
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