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Eduardo Sánchez
Finalmente, la coalición Por Puebla al Frente vio su final al no concretarse las negociaciones con el Partido Acción Nacional, esta situación obliga a los blanquiazules a ir en solitario hacia la contienda electoral por primera vez en 9 años. El domingo, 24 de febrero, venció el plazo para el registro de coaliciones en el estado y sólo Juntos Haremos Historia logró hacer su registro frente al instituto electoral para asegurar su presencia en los siguientes comicios, sumando al Partido Verde Ecologista de México (PVEM). Un escenario sin coalición ya era anticipado por algunos panistas como Pablo Rodríguez Regordosa, presidente del Comité Directivo Municipal (CDM) del PAN, quien la semana pasada declaró ante los medios de comunicación que no se repetiría el bloque del año pasado.
Puntualizó que sólo el PRD y MC se distanciaron; por lo que Compromiso Por Puebla (CPP) y el Partido Social de Integración (PSI) podrían seguir dentro de la coalición, aunque no descartó una participación en solitario. La última alineación que tuvo la coalición panista fue PAN, PRD, Movimiento Ciudadano, PSI, Compromiso Por Puebla para impulsar a Martha Erika Alonso Hidalgo, quien terminaría ganando las elecciones. Al final se sumó Nueva Alianza, que, tras un mes de campaña, decidió dar marcha atrás con su candidato, Alejandro Romero Carreto, para declinar a favor de la panista, por lo que el Frente aumentó en tamaño.
NUEVE AÑOS DE FORMAR ALIANZAS
Este formato de mega alianzas comenzó en 2010, con el entonces candidato al Gobierno del Estado, Rafael Moreno Valle, quien logró unir a PAN, PRD, MC y Nueva Alianza para impulsar su candidatura. La participación continuó de esa manera ayudando a los partidos con poca fuerza política en la entidad y asegurando su permanencia en el registro local ante el Instituto Electoral del Estado. Además de que se fundaron partidos locales con ideologías de derecha que significaban una extensión de los panistas para atraer más fuerza y recursos, como es el caso de Compromiso Por Puebla, con quien se esperaba una alianza este año.
En 2016, el PAN formó nuevamente una mega alianza: Por Puebla al Frente, que estuvo conformada por el PRD, Movimiento Ciudadano, PSI y Compromiso Por Puebla. Este bloque impulsó a Antonio Gali Fayad por la minigubernatura del estado, estrategia que le resultó exitosa. Tras ganar la contienda electoral de 2018, con su candidata Martha Erika Alonso, a la gubernatura, se reafirmaba el poder del morenovallismo como núcleo de la coalición. Sin embargo, su fallecimiento trajo un colapso que afectó severamente a la agrupación y al partido. Aun en diciembre, Por Puebla al Frente se encontraba en vías de iniciar un proceso interno para la selección de su candidato al gobierno del estado y se rumoraban varios perfiles, entre ellos el ex alcalde de Puebla, Luis Banck Serrato; el presidente de la Fundación Rafael Preciado, Humberto Aguilar Coronado; así como el ex presidente municipal de la capital poblana, Eduardo Rivera Pérez y Patricia Leal Islas, una de las principales operadoras de RMV.
PAN, SIN CONTROL
Genoveva Huerta Villegas llegó a la dirigencia estatal del PAN en octubre pasado, como un favor del ex gobernador Moreno Valle, sin embargo, ha carecido de liderazgo para poder llevar las riendas de la institución. Villegas declaró que buscaría la unificación del partido y lo sacaría del hoyo, aunque para algunos su designación era una derrota anticipada, ya fuera por su inexperiencia o sus malas formas de hacer política. Tras la muerte de Rafael Moreno Valle y de Martha Erika Alonso Hidalgo, el morenovallismo se fue en picada al no tener un líder moral que guiara el bloque panista que había mantenido el control del partido durante años. El golpe para el partido vino en los siguientes días con la salida de Eukid Castañón de la vida política, el prospecto más fuerte para reemplazar a Moreno Valle; las labores de rescate de Gali por no perder espacios entre los blanquiazules; la salida de Marcelo García Almaguer del partido, así como el anuncio de MC y PRD para no repetir la fórmula que vio el triunfo en 2018. Con todo esto en manos de Genoveva, ahora el panismo tiene como plazo siete días para poder elegir a su candidato o no competirán en los comicios. Partidos como el PRI y Morena negaron poder trabajar con los panistas y Huerta ha indicado que continúan explorando las posibilidades para construir una candidatura común.