El reconocido tenor mexicano deleita a 8 mil personas con arias y rinde homenaje al Príncipe de la Canción con “Lo pasado, pasado” y “El Triste”
Excélsior
Una cálida noche despejada, pero sin luminarias en su firmamento, arropaba a ocho mil asistentes que esperaban a que el internacional tenor xalapeño Javier Camarena, en compañía de la Orquesta Filarmónica de Acapulco, deleitara sus tímpanos con el recital Arias, zarzuelas y canciones mexicanas, evento con el que ayer concluyó la edición 47 del Festival Internacional Cervantino (FIC). A las 20:04 horas, la sinfonía, bajo la dirección de Eduardo Álvarez, inició con el “Preludio al Acto 1” de Carmen, misma que fue merecedora de gritos y palmas eufóricas. En seguida el aclamado tenor Javier Camarena subió a la tarima para ofrecer un repertorio que fue de la ópera a la música tradicional mexicana. Preguntó: “¿Les gustó la obertura de Carmen?”.
El público respondió con un contundente “sí” y acto seguido el tenor mexicano que ha logrado bisar siete veces consecutivas un aria de La hija del regimiento en el imponente escenario de la Metropolitan Opera House recordó sus tiempos de estudiante, en la Escuela de música de la Universidad de Guanajuato, donde “presencié algunas de estas galas que se hacían para la clausura… Siempre soñé estar aquí… ¡y aquí estoy!”, celebró entre aplausos. Antes de presentar al director invitado, Iván López Reynoso, detalló que el próximo 21 de noviembre cumple 15 años de carrera, “que celebro con ustedes”. “Do we still have some people of Canada here?”, preguntó, antes de darle las gracias al país invitado de honor “por enriquecer el festival este año”. Tras sus palabras, entonó “Ah! mes amis, quel jour de fête!”, de La hija del regimiento, pieza en la cual vocalizó una serie de notas alargadas que cautivaron a los presentes.
En seguida, presentó a la soprano mexiquense Karen Gardeazabal, quien deleitó con su interpretación de “Je veux vivre”, de Charles Gounod. La siguiente pieza la cantaron la mexiquense y el xalapeño a dueto: “Tornami a dir che m’ami (Don Pasquale)”, de Donizetti; su sinergía escénica cautivó al público. Cuando terminaron, abandonaron el escenario para que la Sinfónica de Acapulco ejecutara la clásica “Overture (Il barbiere di Siviglia)” de Gioachino Rossini. Al regresar ante la mirada de sus fanáticos, Camarena preguntó: “¿Dónde están los niños?”; antes de vocalizar “La danza (tarantella napoletana)”, de Rossini. “La canción que sigue lleva coro”, expresó sonriente señalando a los presentes; “ustedes me van a ayudar a cantarla”, agregó. Entonces, incitó al público a que se aprendiera la estrofa de mayor resonancia