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Familiares y amigos de la comunicadora sabían que había recibido amenazas de muerte años atrás
Huffignton Post
Familiares y amigos asisten al funeral de la periodista Alicia Díaz González, quien fue hallada muerta el jueves 25 de mayo en su casa en Monterrey, al norte de Mé- xico. La periodista Alicia Díaz, asesinada el pasado 24 de mayo en Nuevo León, había denunciado a su expareja en 2013 por amenazas de muerte. A sus amigos cercanos les había confiado que su exesposo y padre de sus tres hijos, Gerardo “N” sería el posible responsable. Hasta el momento, están detenidos Gerardo “N”, señalado como autor intelectual de los hechos, y Alfredo “N”. Miguel Díaz, hermano de la comunicadora, quien colaboraba en El Financiero y El Norte, contó a Animal Político, que desde que se conocieron Gerardo trataba de controlar la vida de Alicia. Gerardo y Alicia se casaron y tuvieron dos hijos. En 2010, Alicia comenzó con los trámites de divorcio por el maltrato que vivía y se enfrentó a una larga batalla legal por las propiedades en común, los gastos de manutención y la custodia de los menores. “Era algo inaudito. El exesposo logró que ella le tuviera que dar dinero para su manutención. ¿Cómo una mujer con tres hijos le debía dar para manutención?”, relata Laura, amiga de Alicia al diario digital. Incluso, en una ocasión el exesposo –coordinador general del Fideicomiso Fondo para la Vivienda de los trabajadores de la Educación de Nuevo León y exdirector de Inegi en la zona norte– acusó a Alicia de cometer robo y la policía la detuvo. En agosto de 2018, Gerardo “N” envió un correo electrónico a las 28 secciones editoriales de Grupo Reforma en el que reveló los problemas de pareja y la acusaba de no querer darle las propiedades que tenían como parte de la separación. La mañana del asesinato de Alicia, el culpable ingresó al domicilio sin hacer ruido ni forzar la puerta principal, la golpeó al salir del baño mientras otro vigilaba y la apuñaló en el cuello y nuca. A las 10:00 de la mañana su hijo de 18 años la encontró boca abajo sobre un charco de sangre.