En noviembre de 2018, Aldhair Molina jugaba en la Tercera División y este año debutó en la Liga MX
Huber García
Nacido en Acapulco, Guerrero, el 4 de abril de 1999, Aldhair Molina cumplió el sueño de todo juvenil: Jugar en Primera División. Este cuento de “Cenicienta” fue curioso, atípico en el futbol mexicano. Molina comenzó su carrera futbolística en el equipo Chilpancingo, de la Tercera División Profesional en 2013, en el siguiente año se sumó a las Fuerzas Básicas de Pumas en la categoría sub 15. En esa institución tuvo la fortuna de jugar las ramas: 15, 17 y Segunda División. En 2017 se pasó al Pachuca, equipo con el que jugó en Segunda División Premier y la Tercera División. Parecía que con los Tuzos continuaría su proceso formativo con la Sub 20; fue registrado pero no tuvo minutos.
El semestre anterior fue captado por SEP Puebla, un equipo que juega como local en la Tercera División Profesional que milita en la “Unidad Depotiva Mario Vázquez Raña”. Ahí disputó 11 partidos, todos de titular. Tuvo la fortuna de hacer dos goles en la primera vuelta de la temporada. Ante la Liga de Tehuacán fue el último partido en esta categoría para el guerrerense. Sin pensarlo, en el breve receso de diciembre el joven recibió una oportunidad de Enrique Meza y que posteriormente se convirtió en la sorpresa de la alineación ante Cruz Azul el pasado viernes. La “cereza del pastel” pudo darse en el juego ante los cementeros. En el primer tiempo realizó un tiro potente que estuvo cerca de convertirse en gol pero Jesús Corona lo evitó con una notable atajada. Molina jugó los 90 minutos ante el subcampeón del futbol mexicano. Pero más allá de los minutos jugados, el futbolista se convirtió en el cobrador oficial de las pelotas detenidas pues, según quienes lo conocen y en el interior del club, tiene un golpeo fuerte de la pelota el cual se notó en la jornada uno.