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El pasado domingo 21 de octubre el ex arzobispo sufrió un atentado al llegar a su casa ubicada en la colonia Florida; uno de sus escoltas murió
Huffignton Post
El excardenal Norberto Rivera acudió a la misa de cuerpo presente del elemento de la Policía Bancaria e Industrial que perdió la vida tras el atentado que sufrió el arzobispo en la colonia Florida el pasado domingo 21 de octubre. Las primeras investigaciones sobre el ataque que sufrió el excardenal Norberto Rivera el pasado domingo 21 de octubre revelan que posiblemente los delincuentes intentaron secuestrar al clérigo delito que fue impedido por uno de los elementos de la Policía Bancaria e Industrial que trabajaba como su escolta y que murió poco después de recibir impactos de bala en el rostro, pecho y pierna. De acuerdo con El Universal, aunque no se descarta la línea de robo, la de secuestro ha tomado más fuerza debido a la mecánica de los hechos, pues ubicaron a los delincuentes rondando la casa días antes del atentado y media hora después de que intentaron ingresar al domicilio del prelado. El martes por la tarde, trascendió que autoridades mexiquenses habían detenido a la madre de José “G”, el sujeto que fue localizado en el Hospital de Traumatología y Ortopedia de Lomas Verdes en Naucalpan, Estado de México, luego de que ingresó por impactos de bala en el tórax y abdomen. Según reporta Excélsior, el mismo domingo 21 por la noche, la madre y el medio hermano del hombre acudieron al nosocomio del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y dijeron que querían ver a alguien al que llamaron José Luis González, pues les avisaron que estaba herido. Al investigarlos, terminaron aceptando que ese no era su nombre y que en realidad el individuo se llamaba Pavel “N”, que tenía 33 años, vivía en San Luis Potosí, y su esposa era de la colonia Progreso Nacional. No obstante, revela el diario, la madre del sujeto, llamó por teléfono a alguien y le contó que estaba herido “por andar robando otra vez”. Ese mismo día, tanto la madre como el medio hermano fueron detenidos por ofrecer dinero a los agentes para cambiar el nombre del herido. Por otro lado, el titular de la Procuraduría General de Justicia de Ciudad de México (PGJCDMX), Edmundo Garrido, dio a conocer los retratos hablados de sus cómplices. Tienen entre 30 y 35 años, ambos usaban lentes y uno llevaba un gorro.