🎧 Usa el reproductor para escuchar esta nota
Los sistemas de corrupción son más grandes que el Estado, afirmó el ahora ex primer ministro, Diab, cuyo Gabinete fue formado en diciembre de 2019, en respuesta a la ola de protestas que estalló dos meses antes
BBC Mundo
El primer ministro de Líbano, Hassan Diab, anunció este lunes la dimisión de todo el gobierno en medio de la crisis provocada por la masiva explosión que devastó la capital del país la semana pasada.
“Hoy respondemos al deseo de los ciudadanos de exigir transparencia a quienes han sido responsables del desastre que ha estado oculto durante siete años y a su deseo de un cambio real. Frente a esta realidad… anuncio la dimisión de este gobierno”, dijo Diab.
El mandatario saliente habló de un establecimiento político corrupto al que acusó de haber obstaculizado su gobierno de forma incesante y señaló que la tragedia era “el resultado de una corrupción endémica”.
La renuncia se produce en medio de una ola de protestas tras la explosión del pasado 4 de agosto en el puerto de Beirut que dejo al menos, 160 muertos y unos 6.000 heridos.
Se cree que la causa de la explosión, que además dejó en escombros sectores enteros de la capital libanesa, fue una gran concentración de nitrato de amonio almacenada sin las medidas de seguridad pertinentes.
El daño y la devastación causados por la explosión se extendieron por varios kilómetros de distancia, afectando a un tercio de la ciudad y dejando unas 300,000 personas sin hogar.
Hezbolá habría apoyado a Diab
El gobierno encabezado por Diab había sido formado en enero pasado con el apoyo de la milicia proiraní Hezbolá.
Los ministros de Información, Ambiente y Justicia habían renunciado al gabinete durante el fin de semana, así como varios parlamentarios.
El presidente del país, Michel Aoun, escribió en Twitter tras el suceso que era “inaceptable” que hubiera 2.750 toneladas de nitrato de amonio almacenadas de forma insegura.
Impacto duradero
Antes de la masiva explosión en Beirut, Líbano acumulaba ya un año de desgracias que había sumido el país en una profunda crisis tanto económica como social, considerada como uno de sus peores momentos desde la larga guerra civil que duró de 1975 a 1990.
Consejo de Defensa Libanés decretó la capital Beirut como “zona catastrófica”
Incluso antes de que la pandemia de coronavirus a principios de este año, Líbano parecía encaminarse a un colapso.
El desempleo se situó en 25% y casi un tercio de la población vivía por debajo del umbral de pobreza.
A esto se suman graves fallas en los servicios básicos de agua potable y energía, que sufren cortes de forma cotidiana.
Además, la pandemia del covid-19 estaba ejerciendo fuertes presiones sobre el sistema sanitario del país.
Mientras los hospitales públicos estaban limitados en su respuesta por problemas crónicos de falta de suficiente financiación, gran parte de la carga estaba recayendo sobre las clínicas privadas, que ya habían advertido el mes pasado que se acercaban al borde de sus capacidades.
Ahora hay preocupación además por temas de seguridad alimentaria, pues Líbano importa gran parte de los alimentos que consume, muchos de los cuales llegaban a través del puerto que desapareció con la explosión.
A la búsqueda de un nuevo gobierno
Tras la dimisión del gabinete en pleno, el Parlamento de Líbano deberá escoger a un nuevo primer ministro, un proceso que -según explica Tom Bateman, corresponsal de la BBC en Medio Oriente- involucrará a las mismas políticas sectarias que están en la raíz del descontento ciudadano en ese país.
Desde el final de la guerra civil en 1990, el poder en Líbano ha estado compartido entre varios líderes que fueron figuras clave en ese proceso y que representan a las distintas comunidades religiosas que hacen vida en ese país.
Wadih al Asmar, director del Centro Libanés de Derechos Humanos, una ONG con sede en Beirut, considera que la renuncia del gobierno de Diab llega con retraso.
“La dimisión del gobierno es algo que debió haber ocurrido hace varios días. Es una forma de asumir la responsabilidad política por lo que pasó y una forma de decir que, con independencia de los resultados de las investigaciones, la responsabilidad política del gobierno y su negligencia deben ser sancionados inmediatamente”, le dijo a BBC Mundo.
La población anhela un gobierno responsable e incorruptible
Agregó que esa decisión abre la oportunidad para reformar el sistema político.
“Pedimos un verdadero gobierno de transición que sea capaz de renovar la ley electoral para convocar comicios libres y tener un sistema político nuevo. Lamentablemente hay un gran riesgo de que esta dimisión sea usada por algunos líderes políticos, aquellos que son realmente responsables de la situación, para reconstituirse y crear un nuevo gobierno títere. Esto sería una enorme oportunidad perdida”, agregó.
Antes de la masiva explosión de Beirut el martes, Líbano acumulaba ya un año de desgracias que había sumido el país en una profunda crisis tanto económica como social.
Líbano está en crisis; la devastadora explosión llegó “en su peor momento”
La explosión de un depósito con 2,750 toneladas de nitrato de amonio almacenadas de forma insegura en la zona del puerto dejó un saldo de más de 130 muertos y más de 5.000 heridos.
El daño y la devastación que causó a kilómetros de distancia han dejado a unas 300.000 personas sin hogar, un tercio de ciudad se ha visto afectada y las autoridades reconocen que la zona del puerto “ha dejado de existir”.
“Nunca es buen momento para que el horror golpee una ciudad, pero para Beirut es difícil imaginar uno peor que éste”, afirma Rami Ruhayem, periodista de la BBC en Beirut.
No es sólo que el aumento de los contagios por coronavirus haya puesto a los hospitales en dificultades para atender a los enfermos y ahora se enfrenten a la llegada de miles de heridos por la detonación.
O que cientos de personas se hayan visto desplazadas con sus hogares reducidos a cenizas en cuestión de segundos.
Líbano atraviesa sus peores momentos desde la larga guerra civil que duró de 1975 a 1990.
El puerto, infraestructura vital
“Líbano importa la mayor parte de su comida. Su economía lleva casi un año en caída libre y crecen los temores de que se produzca una situación de inseguridad alimentaria”, afirma Ruhayem.
Todo el grano almacenado en el puerto, lugar de la explosión, se ha perdido.
“Cuando el shock desaparezca, el impacto permanecerá por mucho tiempo”, añade.
La explosión tendrá importantes consecuencias económicas puesto que la destrucción del principal puerto del país dificultará el suministro de alimentos en el futuro.
La zona del puerto era una de las más habitadas y empobrecidas de la ciudad.
Esto se suma a la crisis financiera y a la hiperinflación en el país, que pasa por su peor crisis económica desde el final de la guerra civil.
Miles de personas se han visto empujadas a la pobreza y la situación provocó en octubre las mayores protestas antigubernamentales que el país ha visto en más de una década.
¿Qué salió mal con la economía?
Incluso antes de que la pandemia de coronavirus a principios de este año, el Líbano parecía encaminarse a un colapso.
Su deuda interna con respecto al producto interno bruto (lo que debe un país en comparación con lo que produce su economía) fue la tercera más alta del mundo.
El desempleo se situó en el 25% y casi un tercio de la población vivía por debajo del umbral de pobreza.