Las amas de casa llevan semanas, algunos años, caminando kilómetros para realizar uno de los quehaceres más indispensables del hogar.
Julia Agustina y sus dos hijas se transbordan en micro por casi una hora desde San Sebastián Aparicio con su ropa sucia. Antes del mediodía, sacuden camisas, playeras, pantalones y sabanas en los conocidos Lavaderos. En el sitio también se encuentran con otras mujeres de las colonias Santa María, Morelos y Cuauhtémoc que tienen el mismo problema: escases del recurso natural.
Julia que vive en la junta auxiliar de San Sebastián Aparicio de la capital gasta únicamente los pasajes de 3 personas que cargan bultos con su vestimenta de una semana: “Si tenemos agua, pero muy poquita. Viajamos en micro, llevamos la ropa mojada de regreso para tenderla y con la poca agua que llega a mi casa, nos bañamos, lavamos los trastes y el baño”.
Sus hijas y su nuera concentradas en quitar las manchas de sus atuendos también informan que la vivienda es habitada por 7 personas y que no cuentan con los recursos económicos para contratar una pipa.
“En la casa no tenemos agua para la ropa (…) pero aquí en los Lavaderos, lo que hace falta son las ganas de trabajar; aquí es el único lugar donde no sufrimos de agua”, agrega, María Luisa Flores, otra madre de familia que camina de su casa en la colonia Morelos hasta la vieja construcción de la diagonal Defensores de la República, debido a que no hay transporte público y el servicio de taxi le cobra hasta 60 pesos.
La zona de los Lavaderos es abastecida de agua de manera gratuita por dueños de pipas que cargan a un costado el vital líquido.
Juntas llegaron Judith Aguilar y Ema Díaz, ambas mujeres de la tercera edad que refirieron que desde hace mucho tiempo no tienen agua en la colonia Santa María. El año pasado, la empresa que tiene concesionado el servicio en Agua de Puebla les informó primero que había fallas en la tubería y después, que tenían un adeudo de más de 10 millones de pesos.